El próximo viernes se verán las caras Albacete y Real Zaragoza en el Carlos Belmonte. El duelo de dos equipos históricos del fútbol español liderados en estos momentos por dos entrenadores jóvenes que tratan de hacerse un hueco. Con un pasado común como futbolistas, Idiakez y Ramis ya saben lo que es verse las caras en los banquillos.
Existe un único precedente dividido en dos partidos. Fue en la segunda eliminatoria por el ascenso a Segunda división de la temporada 2015/16, en la que el técnico vasco dirigió al Lleida y el catalán hizo lo propio con el Real Madrid Castilla. Ambos llegaban en momentos diferentes a sus respectivos equipos por entonces. Mientras que Idiakez sumaba su segunda temporada en el conjunto ilerdense, Ramis había tomado las riendas del filial blanco tras el ascenso de Zidane al primer equipo.
Aquel Castilla se había ganado por derecho propio la oportunidad del ascenso en una única eliminatoria tras conquistar el primer puesto de su grupo. Sin embargo, sufrirían un primer fracaso frente al UCAM Murcia. Por su parte, el Lleida, que a duras penas había conseguido alzarse hasta la cuarta plaza de su grupo, acabó con las esperanzas del Barakaldo en el camino largo hacia la categoría de plata.
Todo hacía presagiar el éxito del Castilla, que no contaba con la resistencia del Lleida de Idiakez. El técnico vasco consiguió plantear una eliminatoria dura para el filial merengue, al que consiguió doblegar en los dos encuentros. Al 1-0 de la ida se le sumó un llamativo 0-3 en el Alfredo Di Stéfano que dejaba al equipo madridista fuera del camino hacia LaLiga 1|2|3. Un éxito notable para los catalanes, que eliminaban al equipo de los Enzo Zindane, Marcos Llorente, Mariano o Mayoral, en el que también estaba el exzaragocista y actual jugador del Albacete Aleix Febas.
Finalmente no pudo Idiakez festejar aquel ascenso. Una eliminatoria más tarde sería otro filial, el Sevilla Atlético el que acabaría con el sueño del equipo ilerdense. Dos encuentros de resultado un tanto extraño, con victoria visitante por la mínima que acabó decidiéndose en la tanda de penaltis. Ahí se mostraron más certeros los sevillistas, que por 5-4 lograban el ascenso.