El Real Zaragoza frente a la cruda realidad

El Real Zaragoza se enfrenta en estos momentos a su enésima crisis desde que el equipo descendiera a LaLiga 1|2|3. Lo mismo que pasa ahora con Idiakez sucedió antes con otros, con Paco Herrera, Víctor Muñoz, Popovic o Milla entre otros. Un problema enraizado en la esencia de un club que no encuentra la fórmula para volver al lugar que por historia y afición le corresponde: LaLiga Santander.

Lo cierto es que desde que se produjo el descenso parece que la obligación es siempre la del ascenso a la máxima categoría. Un mensaje que se ha repetido desde las más altas instancias del club con más o menos asiduidad y que la realidad se ha encargado de mitigar con el paso de las jornadas. De hecho, los mejores resultados del Real Zaragoza se han producido cuando el tono se ha rebajado en verano, asumiendo la dificultad del objetivo final.

De las 219 jornadas disputadas en LaLiga 1|2|3, apenas en siete ocasiones el Real Zaragoza ha ocupado posiciones de ascenso directo

Más allá de otros aspectos, la realidad del club blanquillo es ciertamente complicada y lo ha sido durante las últimas campañas. Algo que puede observarse a través de la frialdad de los números. Y es que en esta racha prolongada del club en la división de plata, que dura ya seis temporadas y 219 partidos de temporada regular, apenas en siete ocasiones los aragoneses han ocupado posiciones de ascenso directo, apenas el 3%, y en dos de ellas empatados a todo con otros rivales (en la jornada 2 de la temporada 2016/17 con el Girona y en la la 1 de esta misma campaña con el Málaga).

Es más, ni siquiera la zona de ascenso, entre el primer y el sexto puesto, es la más visitada por el Real Zaragoza en estas 219 jornadas. Podríamos dividir la clasificación para entender mejor el lugar que ha ocupado el club aragonés durante estas temporadas: una zona alta, del 1º al 6º; zona media-alta, de 7º al 12º; zona media-baja, del 13º al 18º y zona baja, del 19º al 22º. Con esta clasificación, los blanquillos toman la zona media-alta como su lugar de referencia, en el que ha pasado 84 de las 219 jornadas disputadas, es decir, un 39%.

Curiosamente, en ninguna de las cinco temporadas anteriores esa sería la zona en la que más jornadas ha pasado el equipo, siendo, sin embargo, la más regular. Es en la actual, el lugar en el que más jornadas ha pasado el equipo de Idiakez, con cinco de las nueve jornadas disputadas. La tendencia resulta además un tanto preocupante. Si bien en la primera campaña apenas se ocupó zona alta en seis fechas, acabando en 14º posición, zona media-baja. En las dos siguientes, la 2014/15 y la 2015/16, el lugar más visitado por los aragoneses fue la zona alta, en la que el equipo se mantuvo en 20 ocasiones, casi la mitad de la temporada.

La mejor fórmula: ir de menos a más

Pero mientras hay vida hay esperanza y eso también es algo que demuestran los números. Durante estas campañas el Real Zaragoza apenas ha visitado la zona baja en cinco ocasiones, de las cuales, una fue en la temporada 2014/15 y tres en la 2017/18 y en ambas se llegó a puestos de promoción. Y es que parece que a este equipo se le da bien ir de menos a más. Salvo en la primera temporada, la 2013/14, que se comenzó mal y se acabó igual; las ocasiones en las que se ha acabado en mejores posiciones el inicio ha sido malo para mejorar al final.

En la 2014/15 se fue 19º en la jornada 5; en la 2015/16 se era 18º en la jornada 6 y en la 2017/18 se llegó a ser 20º en la jornada 2, 19º en la 6 y se seguía 18º en la 8. Casos en los que se alcanzó la promoción de ascenso en dos ocasiones y en la tercera lo impidió el desastre de Palamós. El caso contrario ocurrió en la campaña 2016/17, en la que se inició la campaña con liderato y en zona de ascenso durante las primeras ocho jornadas y se acabó 16º con la peor clasificación histórica del club.

Números que tratan de explicar la cruda realidad vivida por el Real Zaragoza, que pese a los múltiples cambios de jugadores, entrenadores y hasta en la dirección deportiva, todavía no ha sido capaz de encontrar la fórmula de la estabilidad que pueda permitir un ascenso con el que sueña la abundante parroquia blanquilla.