El fin del idilio

Una nueva derrota. Una decepción más que se suma a tantas otras anteriores que han hecho perder la cuenta. Y esta vez sin más excusa que el mal juego del Real Zaragoza. Una situación que ha llevado a la pérdida de la paciencia de la afición de La Romareda, que tras muchos meses de idilio han vuelto a sentir la desilusión al ver a su equipo.

Y es que los de Imanol Idiakez han conseguido algo que no parecía posible. Tras casi un año de comunión casi perfecta con la grada, el partido ante el Cádiz supuso una nueva ruptura, un punto y seguido que requerirá de mucho trabajo y resultados por parte del equipo blanquillo si quiere volver a conquistar a los suyos al nivel mostrado la pasada primavera.

Algo que ya consiguió la temporada pasada. Así empezó todo. Tras una primera vuelta desastrosa, el equipo inició la remontada con el nuevo año. Con el inicio de 2018 el Real Zaragoza cambió de cara y comenzó a ganar. Ganar, ganar y ganar. Y así fue remontando el equipo de Natxo González para alcanzar la promoción por el ascenso. Un éxito en el que logró arrastrar a su afición primero para después dejarse llevar en volandas por una Romareda entregada. Dentro y fuera del estadio, con cada recibimiento, el conjunto blanquillo saltaba al césped con buena parte del trabajo ya hecho.

Un viento de cola que siguió soplando también en el inicio de esta temporada. Así se comenzó y de esta manera llegaron los primeros resultados. Así hasta el encuentro ante el Lugo, en el que la derrota pareció trastocar por completo los planes de Idiakez. A partir de ahí y como decía Séneca, “no hay viento favorable para el barco que no sabe adónde va”. Una deriva que lleva a sumar siete partidos seguidos sin conocer la victoria. Y de la apatía del equipo, la respuesta de una afición cansada. Por primera vez esta campaña la grada de La Romareda pitó a su equipo y por primera vez se entonó al unísono un mensaje claro: “Idiakez, vete ya”.

En la mano del técnico y la plantilla está la posibilidad de revertir la situación. Ya lo hizo el equipo un año atrás. Por fortuna, no hay situación irreversible y poco necesita la afición blanquilla para volver a sentir la ilusión por su equipo, pero al menos necesita algo que le permita soñar.