El Real Zaragoza vive un terremoto. Una situación similar a las ya vividas durante temporadas anteriores y que como principal consecuencia, se ha llevado por delante al entrenador, Imanol Idiakez. Sin embargo, la vida -LaLiga 1|2|3– sigue y el equipo tiene una cita el próximo fin de semana en el Martínez Valero de Elche.
Por eso el conjunto blanquillo ha vuelto a la Ciudad Deportiva apenas unas horas después del seísmo provocado por el tanto de Acosta en el tiempo de prolongación. Una rutina asumida que en esta ocasión ha tenido componentes diferenciales. Antes de la sesión, el hasta ayer técnico zaragocista, Idiakez, ha pasado junto a sus ayudantes por el vestuario para despedirse de los jugadores. Algo similar a lo sucedido con el Director Deportivo, Lalo Arantegui, que también ha pasado por el principal reducto de intimidad de la plantilla.
Con el técnico vasco empaquetando sus enseres y tomando el camino de salida de las instalaciones de la carretera de Valencia, el plantel aragonés ha vuelto al césped. Mínima charla antes de que se formaran los dos grupos previstos. Uno, el de aquellos jugadores que más minutos tuvieron ante el Tenerife, ha tomado el camino del gimnasio acompañando al recuperador, Andrés Ubieto. El otro, el de los futbolistas que no contaron con minutos ante el equipo canario, se ha quedado sobre el césped a las órdenes de Javier Chocarro.
Entrenadores por un día del equipo en una situación que lamentablemente no es nueva para los preparadores del Real Zaragoza. Para la próxima sesión ya se podrá contar con el nuevo entrenador, un Lucas Alcaraz con mucho trabajo por delante para devolverle la identidad a un equipo que se ha mostrado desnortado durante las últimas semanas y que mantiene, por el momento, el objetivo marcado en el inicio, que no es otro que el de luchar por el ascenso.