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La Romareda, entre el cielo y el infierno

Imagen de la grada de La Romareda (Foto: Daniel Marzo).
D.M.

El Real Zaragoza es un equipo de extremos. Los blanquillos tienden durante las últimas temporadas a moverse entre la excitación de los éxitos y la depresión provocada por los fracasos, siendo esta última la faceta más destacada. Unas sensaciones que se mueven desde la grada al campo y viceversa.

Y es que la relación del equipo con la grada es el termómetro perfecto para medir cada momento. Si el equipo lo hace bien, aunque sea mostrando un mínimo de orgullo que le permita salir del campo con la cabeza alta, la afición responde y se deja la voz animando a los suyos. Si por el contrario los futbolistas pasan por los partidos con levedad, sin pena ni gloria, el ruido sufre una variación, convirtiendo los gritos de aliento en silbidos.

Eso es precisamente lo que se produjo en el último encuentro. Después de que el Granada pasara por encima de un Real Zaragoza sin alma, la grada mostró su frustración con una sonora pitada. Bien saben los jugadores de su responsabilidad, para lo bueno y para lo malo y así lo han ido expresando, desde el final del encuentro y muy especialmente en la semana de preparación del encuentro ante el Nàstic.

Dos pesos pesados del vestuario, claves del rendimiento del conjunto aragonés han expresado su sentir por el momento vivido el último fin de semana. Desde la aparente calma que emite en cada palabra Cristian Álvarez, el portero argentino expresó con claridad su pensar  "Nosotros somos los encargados de generar ese cambio, de empezar a devolverles la ilusión, y que esos pitos se conviertan en aplausos. Tratamos de absorber lo menos posible de lo que viene de lo externo. Lo negativo nos resta y hoy tenemos que centrarnos en cosas que nos sumen", una reflexión que completó de la siguiente manera, “es el momento de jugar con soltura, con valentía, de saber vivir con lo negativo La Romareda es intensa, muy explosiva, y tenemos que saber jugar con eso. Hay que tener personalidad y carácter, porque es lo que nos va a llevar a tener resultados buenos”.

También Eguaras ha mostrado su pensamiento sobre lo ocurrido durante el partido frente al Granada en La Romareda,  "El pueblo es soberano, ellos se manifiestan como quieren y es de respetar. Está claro que a nadie le gustar escuchar eso, y menos en casa, pero nosotros trabajamos para cambiar los pitos por aplausos".

Dos muestras del sentir del vestuario. El mismo que disfrutó del aliento de los suyos en un inicio de temporada esperanzador y que ahora debe trabajar para devolver la confianza a una afición hastiada por vivir en un bucle en el que el fracaso pesa siempre más que los éxitos.

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  1. José Luis ain inglés

    ‌hola yo vivo en Asturias y sigo al zaZarago cada semana esta semana juega el lunes estoy esperando por verlo y después siempre pasa lo mismo a ver si está semana nos dan la alegría y ganan ,de lo que fue el Zaragoza a ahora va un abismo