El Real Zaragoza sigue en proceso de recuperación a pesar de ganar en Tarragona y el siguiente paso es ganar al Mallorca. Para ello debe recuperar la fortaleza en La Romareda, ya que no gana desde el primer partido de Liga ante el Rayo Majadahonda. Casi nada. Para ello, Lucas Alcaraz y sus pupilos se encomiendan a alargar el efecto positivo de la última victoria, aunque esta no fuera demasiado brillante ni dejara sensación de mejoría.
La manida frase que habla de fútbol y estados de ánimos es rescatada en el zaragocismo. El nuevo técnico tardó dos partidos en tocar teclas diferentes y todo se ve de otra manera. Hay pocos argumentos futbolísticos para creer. Pero hay alegría e ilusión. Nuevas caras, nuevas ideas, nuevo dibujo y hasta nuevos códigos de trabajo.
Es decir, el equipo ha recuperado la intensidad colectiva, con Alcaraz no se discuten los elementos básicos y los que llevan a cabo esa idea son algunos jugadores olvidados como Delmás, Nieto o Pep Biel. Puede haber quien piense que no son clavos demasiado fuertes a los que agarrarse. Pero al menos hay esperanzas renovadas. Para crecer. En un símil hospitalario, el Zaragoza sigue enfermo, pero ha pasado de la UCI a planta. Aún se debe recuperar.
Ya sea con rombo o con tres centrales. El debate del sistema pasa a un segundo plano si el equipo responde bien el campo. Y más, en su propio campo. También da lo mismo si hay algún cambio de caras o si juega Marc Gual o Álvaro Vázquez. La apuesta lógica sería por el máximo goleador del equipo. Un argumento de peso.
La gente que vaya a La Romareda -de nuevo se espera una cifra superior a los 20.000- quiere ver a un Zaragoza enchufado para generar un gran ambiente. El Mallorca llega fuerte tras un arranque mejor de lo esperado. Por eso, nadie se fía y el aficionado local esperará un buen contagio desde el césped.