Íñigo Eguaras ya mira desde atrás todo lo que ha tenido que pasar hasta recuperarse de su lesión de pubalgia. El jugador del Real Zaragoza atravesó momentos muy críticos tanto física como mentalmente, algo que le pasó factura no sólo en el fútbol, sino en su vida personal. Ahora, después de varios meses, todo parece volver a la normalidad. "La lesión me llegó cuando menos me lo esperaba, cuando se estaba decidiendo toda la competición", dijo durante una entrevista del propio club.
Sin duda, el calvario que ha transcurrido Eguaras hasta llegar aquí sólo lo conoce él y sus seres queridos. Una pubalgia le fastidió el verano y parte de esta temporada, pero los ánimos son muy diferentes tras dejar atrás lo que considera una de las peores etapas de su vida. "La lesión llegó en un momento en el que me encontraba muy bien", explicó el jugador.
La clave llegó tras el duelo de vuelta del play off de ascenso ante el Numancia, que vino acompañada de una dramática eliminación en el último minuto. "Recuerdo que después del partido del Numancia lo pasé fatal. Era la eliminación y el dolor que tenía. No podía dormir, lo pasaba fatal y durante el verano lo pasé mal. Desde fuera no se cómo se ve pero desde dentro llegas a límites en los que tu cabeza no sabe actuar", explicó el futbolista blanquillo al respecto.
Con el paso de los meses, todo fue volviendo a la normalidad, pero atrás queda una época que el propio Eguaras no quiere ni recordar. "Ahora me encuentro bastante bien, el dolor apenas aparece, mentalmente estoy mucho mejor. Suena mal, pero no sólo te afecta a ti, sino a todo tu entorno. Tienes un mal día y lo pagas con tus seres queridos. Es una lesión física y mental, te cansa y te hace pensar todo el día en ello", añadió.