Miguel Linares cumplió un sueño el pasado fin de semana en el Anxo Carro. Como el propio futbolista declaró al finalizar el encuentro, su tanto ante el CD Lugo, supuso la realización de un deseo que había mantenido durante toda una vida, el de conseguir un tanto vistiendo el escudo del león en el pecho.
Un sueño que finalmente pudo cumplir el delantero de Fuentes de Ebro en lo que supone que es el tramo final de su carrera deportiva, cumplidos ya los 36 años. Lejos queda el joven Linares que abandonó la disciplina del Real Zaragoza, en el que alcanzó el filial, para buscar un lugar en el fútbol profesional. No fue fácil. Lejos del equipo blanquillo mantuvo la categoría, 2ªB, tanto en la SD Huesca como en Barbastro y Alcoyano. Un paso adelante, a Segunda, con el Salamanca, en cuya temporada de debut anotó 10 tantos. De ahí a Elche y Recreativo de Huelva, casi siempre con una cifra goleadora cercana a la decena.
De nuevo tuvo que retroceder para lograr el impulso necesario. Lo hizo con el Real Oviedo, al que llegó en la categoría de bronce y al que ayudó a subir con 28 goles en su temporada más goleadora hasta la fecha. En el equipo asturiano se hizo un lugar que duró otras tres temporadas, todas ellas en la categoría de plata. Llegada la hora de partir, no podía ni imaginar el destino que le esperaba en Reus. Pese a sus buenas actuaciones, con cuatro goles, las dificultades económicas le cerraron la puerta del club catalán, pero le abrieron la ventana del sueño incumplido, el Real Zaragoza.
De vuelta al club aragonés, el de su vida, el de su tierra y el que siguen sus familiares y amigos, Miguel Linares ha vuelto a demostrar que tiene un lugar en la categoría y en el club. En apenas media hora de juego el delantero logró consumar el sueño, un gol, el primero, que abre una cuenta que a buen seguro no se cerrará ahí y que tratará de ampliar para llevar al Real Zaragoza lo más alto posible en una temporada difícil para ambos, pero cuyos problemas parecen haber quedado atrás.