Nueva prueba de fe para el Real Zaragoza. Si recortar los once puntos que le separan del play off se antoja como un reto tremendamente exigente, reengancharse a la victoria en El Sadar parece una misión casi imposible. Pero en eso están los de Víctor Fernández: en jugar sin complejos para asegurarse remontadas inverosímiles y victorias que hace dos mes parecían utópicas. Enfrente, un Osasuna que no pierde en casa en Liga desde el uno de abril de 2018, y que ha ganado sus últimos ocho partidos como local. El reto: asaltar el Infierno navarro.
Los rojillos han edificado en su estadio un auténtico baluarte. Si quebrar sus muros ya es casi imposible para cualquier mortal de LaLiga 1|2|3, los aragoneses lo tendrán aún más difícil. Y es que las gradas apuntan al lleno, con una afición muy motivada, encendida por la rivalidad entre los dos equipos durante los últimos tiempos y enardecida por la proximidad del ascenso directo.
Ante la dificultad del reto, Víctor tiene la garantía de una defensa que va mejorando conforme pasan los partidos, ahora reforzada con Chechu Dorado. Alberto Benito parece que se apunta a la batalla, por lo que parece que podría estar en el once pese a retirarse el anterior partido. El resto, tal vez también sean los que jugaron contra el Albacete. Y es que, pese a no pasar del empate, cuajaron un gran encuentro contra el líder el pasado sábado en el que sólo faltó el gol.
El Real Zaragoza querrá emular su buena actuación y seguir creciendo en su juego, es decir: añadiendo gol. Osasuna tiene muy buenos futbolistas: Roberto Torres, Rubén, Juan Villar, Brandon, el incombustible Oier... pero por mucho que hagan de El Sadar un Infierno, el Zaragoza está motivado: sabe que tendrá que reinar en él para ganarse el Cielo.
Juegan en en Sadar no en La Romareda
están al revés las alienaciones, gracias