El Real Zaragoza recibirá el próximo lunes al Nàstic de Tarragona en el estadio de La Romareda. Un encuentro entre dos equipos necesitados de puntos que guarda notables similitudes con el partido que se disputó en tierras catalanas en la primera vuelta. En aquella ocasión la victoria cayó del lado del equipo blanquillo, en la que sería la única victoria de Lucas Alcaraz en el banquillo aragonés.
Sucedió en la jornada 13, durante el mes de noviembre. Los aragoneses llegaban tras dos derrotas consecutivas en los primeros encuentros del técnico andaluz frente a Elche y Granada, hundidos en la clasificación, ocupando puestos de descenso y apenas dos puntos por encima del colista, que por entonces era el Nàstic de Tarragona, ya que todavía no se había expulsado de la competición al Reus.
Tras sus dos primeros partidos, en los que recibió cuatro goles, Lucas Alcaraz revolucionó el once para visitar el Nou Estadi de Tarragona. Dinamitó el rombo que tantos quebraderos de cabeza había supuesto hasta entonces y optó por una defensa de cinco hombres, en los que Carlos Nieto ocupaba plaza de central. Además, le otorgó galones a Pep Biel en un once en el que no formaron jugadores como Zapater o Igbekeme en el centro del campo.
En apenas cuatro minutos ya mandaba el cuadro local gracias a un gol de Fali a la salida de un córner. También a balón parado llegaría el empate blanquillo, merced a un tanto de Djetei en propia puerta. Con la fortuna como aliada del Real Zaragoza, el partido se iría al descanso con empate. Sería Pep Biel el encargado de voltear el marcador con un tanto de falta directa y la cuenta quedaría cerrada con un gol de Álvaro Vázquez en los instantes finales, aprovechando un error del Nàstic.
Un hilo de esperanza para el entrenador, que después sumaría un empate frente al Mallorca en La Romareda. Otras dos derrotas, ante Cádiz y Alcorcón, el empate con mala imagen frente al Córdoba y la derrota en La Coruña acabaron por acabar con el ciclo de Lucas Alcaraz en el Real Zaragoza. Una corta estancia que cuenta con una única noche de felicidad, la de aquel día de noviembre en Tarragona.