El próximo lunes el estadio de La Romareda vivirá toda una final por la permanencia entre el Real Zaragoza y el Nàstic de Tarragona. En favor de los aragoneses, el hecho de contar con diez puntos más que su rival y vivir fuera del descenso; del lado de los catalanes, la esperanza de que todavía es posible la salvación y los nervios que pueden atenazar al equipo local.
Lo cierto es que en el coliseo zaragozano se medirán dos de los peores equipos del momento. Más allá de lo que dice la clasificación, que sitúa a los blanquillos como 17º y al conjunto tarraconense como 20º, este momento concreto es uno de los peores que han vivido ambos equipos a lo largo de la temporada.
Concretamente, en los últimos cinco encuentros, ambos conjuntos calcan los números, con una única victoria y cinco derrotas. Es decir, de los últimos quince puntos, ambos equipo apenas han sumado tres. Unas cifras que únicamente son empeoradas por el Córdoba, actual colista de la competición –sin contar al Reus– que pese a que sólo ha perdido tres partidos, ha sido incapaz de ganar, logrando dos empates, un dos de quince.
Con estos números queda en evidencia la importancia del choque de La Romareda, un partido que vale algo más que tres puntos, debe servir además para revertir la dinámica de uno de los dos equipos si alguno es capaz de superar al otro.