El Real Zaragoza cosechó un punto que sabe a poco en su visita al Cádiz en el Ramón de Carranza. Un resultado escaso para un equipo que fue capaz de anotar tres goles lejos de su propio campo, con el mérito añadido de hacerlo ante un equipo como el gaditano, destacado entre las mejores defensas de LaLiga 1|2|3.
Una sorprendente actuación de los de Víctor Fernández, que movió los hilos de su equipo en busca de optimizar los recursos con los que contaba para tratar de frenar a su rival. Y funcionó. Lo hizo la defensa de tres centrales y la reubicación de los futbolistas en la parcela ofensiva, con especial atención a Pep Biel, autor de los dos primeros goles del equipo aragonés.
Forma inmejorable de romper la racha que vivía el Real Zaragoza durante sus últimas salidas, en las que encadenaba tres partidos de forma consecutiva sin anotar. Algo que se agudizaba si se consideraba el rival y el escenario, un Cádiz al que no se le había marcado en las últimas visitas a su estadio, ni en los dos partidos ya disputados durante la presente temporada en el estadio de La Romareda.
Así, el conjunto blanquillo ha parecido retomar durante las dos últimas jornadas la línea de juego ofensivo y efectivo del inicio de la etapa de Víctor Fernández al mando de la nave. A su llegada, el Real Zaragoza fue capaz de anotar dos goles en cuatro de sus cinco primeros partidos, con la salvedad del 0-2 frente al Málaga. En cambio, en las últimas jornadas parecía estancado, tras el 0-0 frente al Albacete, la producción ofensiva de los aragoneses se había reducido notablemente con apenas dos goles en seis partidos.
Una sequía que parece ya olvidada después de dos partidos de tremenda efectividad, con tres goles tanto ante el Nàstic como frente al Cádiz y hasta cuatro goleadores, ninguno de ellos delantero – Biel, Nieto, Delmás y Verdasca–. Una racha goleadora que no se repetía desde el final de la pasada campaña, con el equipo en plena racha, en la que enlazó las victorias ante Albacete (4-1) y Valladolid (3-2) en La Romareda.