25 años se cumplen de la cuarta Copa del Rey del Real Zaragoza, conseguida ante el Celta de Vigo en 1994. Un capítulo más de la brillante historia del equipo aragonés que no es simbólico únicamente por sí mismo, sino porque abrió la puerta al gran momento cumbre del club blanquillo: la Recopa del 95. Para llegar a aquella final el Zaragoza se aprovechó de su condición de club copero para deshacerse del Badajoz, de Segunda división, y del Sevilla y Real Betis en cuartos y semifinales, respectivamente. Era lo normal por aquel entonces que el equipo aragonés pasara rondas con soltura y naturalidad. En la final esperaba un Celta que soñaba con ganar el primer título de su historia. Todos los medios deportivos y expertos coincidieron en el favoritismo del Zaragoza. Lo dicho... otros tiempos.
"Llegábamos como favoritos y en ese tipo de finales tienes la presión añadida de llegar así". El club aragonés ha recogido las palabras de Santi Aragón sobre aquel hito: "Lo recuerdo con nervios, con tensión, con la idea de traernos la Copa para aquí". Un empate a cero, disputado en un Vicente Calderón a rebosar, que se solventó en los penaltis. En cuanto a juego no fue muy espectacular, según el histórico centrocampista: "La sensación es que no estuvimos a nuestro nivel, jugamos algunos tramos de partidos muy nerviosos y con mucha tensión. Tuvimos pocas ocasiones, el Celta las suyas y yo no lo recuerdo con especial satisfacción porque me tocó vivirla desde el vestuario porque en la última jugada me expulsaron...", recuerda el exzaragocista.
Es decir, no vivió ni la prórroga ni los penaltis de una final que se sufrió mucho. En los penaltis, Cáceres, Dario Franco, Nayim, Gay e Higuera marcaron todos los lanzamientos de los que dispuso el Zaragoza: por parte del Celta, Alejo falló el decisivo, parado por Cedrún. "Yo ya estaba vestido de calle y esos últimos penaltis se vivieron con mucha incertidumbre, mucha pasión y mucha tensión", recuerda sobre aquel dramático momento.
"A los equipos se les recuerda por su juego y por sus títulos y en aquel momento se estaba gestando un gran equipo que nos dio muchas alegrías", explica ahíto de orgullo. Y es que Santi Aragón fue el jefe de mandos de un equipo que seguía sumando títulos para la institución... una suerte cuyo valor se ha realzado con el tiempo ante la crisis del Real Zaragoza. Además contra el Celta, un equipo habitual de Primera división que, a diferencia de los aragoneses, no sabe aún lo que es ganar un título. Los años pasan pero el recuerdo sigue vivo, sobre todo cuando hablan los ídolos de aquel entonces.