El mundo vive una situación sin precedentes. La crisis que ha provocado el coronavirus ha conseguido detener todo tipo de actividad. Por supuesto, el fútbol no escapa a las restricciones y se complica sobremanera la labor de los técnicos, caso de Víctor Fernández, que tienen que supervisar el trabajo de sus jugadores desde la distancia.
Desde el primer momento, el Real Zaragoza planificó los entrenamientos para que los futbolistas trataran de perder la menor parte del estado físico posible. Sesiones que suelen realizar en grupo a través de diversas plataformas que les permiten seguir las órdenes de Javier Chocarro, uno de los preparadores físicos del club, que supervisa las actividades.
Algo más difícil es la labor del entrenador, afanado en no perder la comunión que se había conseguido dentro del vestuario, una de las claves de la notable temporada que estaba realizando el conjunto blanquillo en LaLiga SmartBank. Por eso, Víctor Fernández trata de mantener el contacto con sus jugadores, a los que llama periódicamente. Una comunicación que va más allá del trabajo físico de los futbolistas, sino que tiene más que ver con mantener la unión en la plantilla.
Nuevas formas de mantener viva la llama de un Real Zaragoza que no renuncia al ascenso, ya sea pasando de nuevo al césped o a través de los despachos. Fórmulas inéditas para una situación sin precedentes que cimenta el desconcierto y una cierta angustia ante la incertidumbre de lo que pueda pasar.