Por muy increíble que pareciera antes del parón por la crisis sanitaria del coronavirus, el Real Zaragoza jugará el play off y gracias. El equipo de Víctor Fernández, claro candidato al ascenso hasta que LaLiga SmartBank, se ha caído en este reinicio de la competición llevando a la desilusión y la decepción a sus aficionados. Una zaragocista ha expresado en una carta, que se ha hecho viral en redes, su sentimiento después de lo sucedido en estas últimas jornadas y echa la vista atrás para analizar los cursos en Segunda.
Jenny, que así se llama esta aficionada, ha compartido esta reflexión en su perfil de Twitter (@jennxbg) en la que ha reconocido que "a día de hoy no puede más".
"Después de tantos años, rozarlo con los dedos y ver cómo poco a poco se han ido esfumando, hace que esta forma de agonizar sea la más dolorosa que recuerdo desde hace siete temporadas atrás.
Por cuestiones personales y económicas, nunca he sido abonada, pero no por ello, no me siento la más zaragocista del mundo.
Con tres años me fui con mi padre a Biescas para ver entrenar a los Toro Acuña, Aguado, Jamelli y Rebosio en una simple pretemporada. A los seis vibré con el gol de Galleti en la final de Montjuic, a los ocho celebrá los seis goles de Diego Milito y Ewerthon como si no hubiese un mañana y lloré en la final de Copa de ese año con el 4-1 del Espanyol.
Los dos goles de Gabi en el Ciutat de Valencia hicieron que fuese al día siguiente al instituto con mi camiseta blanquiazul y el '8' a la espalda y la bandera atada a la cintura.
El descenso en Mallorca me hizo mucho año, pero abrazar a mi padre la temporada siguiente en el ascenso contra el Córdoba en La Romareda me recompuso.
El descenso contra el Atlético, que para colmo lo escuchaba desde la radio, me hizo pedazos, pero nada se puede comparar a todos los palos que he recibido.
Lloré y me rompí con el gol de Araújo en Gran Canaria y me podía ver reflejada en las lágrimas de Vallejo y Diego Rico aquella tarde. Me enfadé en Palamós y juré no volver a ilusionarme.
Aparecieron Zapater y Cani para romper todas mis promesas, y los goles de Borja Iglesias al año siguiente volvieron a hacerme soñar de nuevo.
Me tiré al suelo del salón con el gol de Diamanka y nadie pudo consolarme aquella calurosa noche de junio.
Nunca me he bajado de ningún barco y nunca me bajaré. Nada en el mundo me ha hecho más ilusión que un regalo de Navidad que fuese una camiseta del Zaragoza, una entrada para un partido, hacer el tour de La Romareda y poder sentarme donde a día de hoy se sienta, los que para mí, ahora y siempre, serán mis ídolos.
Toda mi vida voy a seguir animándote, queriéndote y apoyándote. Nada me hace más ilusión que celebrar un gol tuyo abrazándome con mi padre, comprarle una camiseta con tus colores a mi sobrino, ver La Romareda llena por y para ti, pero es hora de que nos devuelvas todo lo que nos has quitado, no nos merecemos lo que vivimos y aún así jamás te hemos fallado.
Dicen que sólo entiende mi locura, quién comparte mi pasión.
Y con lágrimas en los ojos, sólo te puedo decir que hacerme del Real Zaragoza es lo más doloroso, pero lo más bonito que has hecho nunca por mí.
Gracias papá.
No sé cuándo, pero te prometo que volveremos.
Jenny".
Carta de una zaragocista de corazón al Real Zaragoza. Y a mi padre en especial. pic.twitter.com/6cHqJdn2ET
— jenny (@jennxbg) July 17, 2020