El Real Zaragoza ha conseguido remontar el vuelo de la mano de Juan Ignacio Martínez. La llegada del entrenador alicantino ha servido para asomar la cabeza fuera de la zona de descenso gracias a dos victorias y un empate, consiguiendo levantar el ánimo de una plantilla tocada tras numerosos contratiempos.
Durante sus primeras semanas en el cargo, JIM ha dejado claro que su trabajo con el equipo aragonés se ha fundamentado en el trabajo psicológico con los futbolistas. A ello le ha añadido una idea clara de juego y, sobre todo, un once perfectamente reconocible y repetido prácticamente de forma sistemática en sus tres partidos ligueros.
Al margen de los experimentos coperos, Juan Ignacio Martínez recuperó el 1-4-4-2 propuesto por Rubén Baraja al inicio de la campaña con once jugadores fijos en sus dos primeros partidos: Cristian Álvarez, Vigaray, Francés, Jair, Nieto, Eguaras, Francho, Chavarría, Zanimacchia, Narváez y Gabriel Fernández. A esta idea le introdujo un matiz frente a la UD Logroñés, acercándose al 1-4-2-3-1 con el que ha logrado grandes resultados en su carrera deportiva y Berjemo en lugar de Nieto, retrasando a Chavarría al lateral y desplazando a Narváez, más próximo a la banda izquierda.
Una realidad que puede contrastar con el mensaje de confianza que se ha enviado por la dirección deportiva y el propio entrenador sobre la plantilla. La realidad es que apenas 12 jugadores han contado con la confianza de JIM en sus tres primeros partido. Al margen de nombres importantes como los de Javi Ros o Adrián, en proceso de recuperación de sus respectivas lesiones, el resto de jugadores han tenido un papel residual.
Poco más de media hora ha tenido Iván Azón, la principal alternativa del técnico hasta la fecha. Algo menos para Zapater o Igbekeme y poco más de un cuarto de hora para Tejero. Por debajo de los diez minutos quedan Jannick, Larra o Vuckic. A la espera se encuentran todavía otros como Guitián, Atienza o Raí.
Tras una semana sin partido, habrá que ver si JIM decide ampliar su plantilla o si la apuesta sigue siendo por un grupo reducido de futbolistas, pues toda ayuda parece poca para sacar al Real Zaragoza de una situación crítica.