La jornada 36 de LaLiga SmartBank acoge dos partidos que tienen un significado especial. Ambos encierran una rivalidad regional. La más reciente, la del derbi aragonés que enfrentará a la SD Huesca y al Real Zaragoza; la más clásica, la del derbi asturiano entre Sporting de Gijón y Real Oviedo.
Con notables diferencias, los dos partidos tienen un punto en común, ya que el componente emotivo de la rivalidad regional hace que todos los aficionados quieran estar presentes. Por ello, las entradas para ambos encuentros son especialmente codiciadas.
Sin el caso del derbi aragonés la polémica ha surgido por el escaso número de tíquets que la SD Huesca ha puesto a disposición del Real Zaragoza para El Alcoraz, aunque dadas las dimensiones del estadio y el número de socios del equipo oscense, no existe la posibilidad de ampliarlas. En el caso del derbi asturiano se ha ido más allá, pues el Sporting se ha negado a darle entradas a la afición rival.
Una decisión que se ha tomado en el seno del club gijonés, que ya rechazó las entradas que se pusieron a su disposición en el partido de ida, disputado en el Carlos Tartiere. La decisión se debe al rechazo por parte de la directiva del Sporting al protocolo de seguridad que se sigue en la previa del encuentro en los llamados “viajes burbuja”. Algo que ha encendido a la directiva del conjunto carbayón.
En este caso, como se explicó antes del derbi de la primera vuelta en Oviedo, desde el Sporting de Gijón se han querido alinear con los aficionados indicando que se trata de “un trato discriminatorio y desproporcionado hacia nuestros aficionados, a los que obligan a desplazarse horas antes del encuentro y a permanecer en el recinto deportivo un largo tiempo después de su conclusión”.