Abandonar el Real Zaragoza puede ser una experiencia traumática. En el caso de Oliver Buff, tras una buena temporada, aquella en la que se cayó en la promoción frente al Numancia, su rendimiento nunca volvió a ser el mismo, lo que le obligó a marcharse de la capital del Ebro.
Desde entonces, el jugador suizo ha llevado una trayectoria un tanto errática. La primera parada estuvo en Chipre, en el Anorthosis, con el que apenas jugó un puñado de partidos. Más tarde regresaría a casa, al Grasshopper, uno de los grandes de Suiza, donde recuperó el nivel, anotando tres goles y repartiendo cuatro asistencias en 18 partidos. La siguiente parada estuvo en Malasia, donde formó en las filas del Selangor, en el que anotó 6 goles y dio 8 asistencias en apenas 19 partidos.
Tras apenas un año de experiencia asiática, el pasado mes de marzo desembarco de nuevo en Europa, en esta ocasión en Lituania. Concretamente en el Zalgiris Vilnuis. Allí ha jugado ya 14 partidos y anotado dos goles en busca de revalidar los títulos de Liga y Copa que logró el equipo el curso pasado.
Un privilegio que le permite al Zalgiris buscar la clasificación para la UEFA Champions League. Un sueño que, de momento, se mantiene vivo y lo hace, en parte, gracias a Oliver Buff. El exzaragocista fue autor de uno de los goles en la ida de la primera eliminatoria, ante el Ballkani, en Kosovo, que se cerró con 1-1. Hubo que llegar a la prórroga en la vuelta para lograr la clasificación en el caso del equipo lituano, ganando finalmente por 1-0. La próxima eliminatoria sube de nivel y tendrán que verse las caras con el Malmö sueco.