Como un niño el día de Papá Noel, Escribá retornó a la Ciudad Deportiva para ver los regalos que se dejaron debajo del árbol zaragocista. El técnico, como cualquier aficionado blanquillo, habría escrito en su lista de regalos encontrarse a Cristian y Azón desde el primer día. Y como a veces los deseos de cumplen, el argentino y el canterano formaron parte del grupo en la sesión de entrenamiento posterior al pequeño parón navideño.
Parece que la enfermería del Real Zaragoza comienza a vaciarse poco a poco. Los primeros en abandonarla han sido Cristian Álvarez e Iván Azón, mientras que Vada, Lasure y Bermejo continúan entrenando al margen para prevenir posibles contratiempos antes de retomar la competición el domingo 8 de enero.
El guardameta argentino sufrió una lesión en el codo a principios de noviembre que le ha impedido poder entrenar con cierta normalidad hasta hoy, y que abrió las puertas tanto a Álvaro Ratón como a Dani Rebollo. Diferente es el caso de Iván Azón, que sufrió un edema óseo en la rodilla en agosto y una lesión fibrilar en octubre, tan solo seis partidos después de que se recuperase de sus problemas en la rodilla. Ambos están plenamente disponibles para el técnico alicantino, y su presencia para el siguiente compromiso liguero es altamente probable.