El pasado domingo se produjo un extraña situación en el Real Zaragoza-UD Las Palmas. Gabi Fuentes, lateral izquierdo del equipo aragonés, acabó ocupando la portería blanquilla tras la expulsión de Cristian Álvarez en el tramo final del partido disputado en La Romareda.
No es algo que ocurra con asiduidad, pues habitualmente, en caso de la lesión o expulsión del portero, los equipos están a tiempo de recurrir al banquillo para poder introducir a un suplente. Sin embargo, en el caso de la última jornada, el entrenador local, Fran Escribá, había gastado ya todos sus cambios a esas alturas de partido.
Lo que resulta una anomalía, ya le había sucedido antes al Real Zaragoza, incluso en estos años de travesía por el desierto de la Segunda división. No hace tanto. Concretamente fue en la temporada 2016/17. Aquella que inició Luis Milla en el banquillo, le siguió Raúl Agné y acabó César Láinez. En la jornada 39, en Oviedo, Álvaro Ratón fue expulsado por doble amarilla en el minuto 89. Ambas en el mismo minuto y por el mismo motivo a cargo del colegiado Jorge Figueroa Vázquez.
En aquella ocasión, el encargado de situarse bajo los palos de la portería del equipo aragonés fue Manu Lanzarote. El catalán consiguió mantener su arco a salvo durante los instantes finales de partido para arañar un punto muy valioso para aquel Real Zaragoza. Un 0-0 en el que se produjo una situación extraordinaria que este fin de semana se volvía a repetir con los blanquillos como protagonistas.