El anuncio del adiós de Alberto Zapater al Real Zaragoza supone el primer movimiento claro de la dirección deportiva de cara al proyecto blanquillo de la próxima temporada. Una revolución que prepara Juan Carlos Cordero y que incidirá especialmente en el centro del campo.
Mucho va a cambiar la medular del equipo aragonés de este curso al que viene. En la actualidad, Fran Escribá cuenta con dos fijos en el doble pivote, como son Francho Serrano y Jaume Grau. A ellos, con asiduidad, se ha sumado Alberto Zapater. Por detrás, sin apenas oportunidades, otros dos futbolistas, como Manu Molina y Tomás Alarcón.
Dos de ellos ya tienen destino claro y está lejos del Real Zaragoza. Tanto Zapater, el gran capitán, cuya marcha se ha anunciado ya, como en el caso de Alarcón, cedido por el Cádiz, y cuyo rendimiento en estos meses de blanquillo le alejan de cualquier opción de seguir ligado al cuadro aragonés.
Algo similar sucede con Manu Molina, aunque en el caso del andaluz, cuenta con contrato de cara a la próxima campaña. Ligado a la figura de Juan Carlos Carcedo, ha quedado relegado al fondo de la rotación de Escribá, lo que le convierte en candidato a salir de forma segura y, por tanto, uno de los trabajos pendientes para Cordero.
En la dirección opuesta aparece el nombre de Marc Aguado. El canterano blanquillo regresará al Real Zaragoza después de tres cesiones al Andorra, la última, en LaLiga SmartBank, demostrando que es uno de los mejores de la categoría en su puesto.
Así, con tres nombres fijos –Francho, Jaume y Aguado– la dirección deportiva deberá completar la terna de centrocampistas con al menos un jugador más, aunque no resultaría extraño que fueran dos los que completaran la medular en lo que es apenas un síntoma de la revolución que se viene por delante de cara al próximo verano en el Real Zaragoza.