La situación actual del Real Zaragoza demuestra y evidencia lo cambiante que es el mundo del fútbol. En tan solo dos meses, lo que antes eran vino y rosas ahora pasa a ser incertidumbre y preocupación. El equipo blanquillo tan solo ha ganado uno de los últimos diez partidos, sumando siete puntos desde aquél empate contra el Racing de Santander que puso fin a su racha victoriosa. No es de extrañar, por tanto, que el partido contra el Elche de este sábado fuese una suerte de final para Fran Escribá.
El técnico valenciano ya aseguró en rueda de prensa que no pensaba valorar su futuro en la entidad. "No voy a hablar en nombre del club. Sé lo que piensan el director General y director Deportivo, pero no me meto. Estamos a nada de revertir una situación incómoda. En cuanto ganemos un partido revertiremos esta situación", aseveró el técnico.
A decir verdad, el futuro de Escribá está más en el alambre que nunca. Y podría decirse que el partido contra el Atzeneta de este martes es una de las pocas cosas que podrían mantenerle en el cargo en los próximos días.
El principal valedor de Fran Escribá en la entidad blanquilla es Juan Carlos Cordero. El director deportivo confía en que él es la persona adecuada para poder revertir esta mala situación que atraviesa al equipo.
Pero, la propiedad del club parece ser partidaria al cambio. Consideran que la actual dinámica de resultados es insostenible y ven con buenos ojos que el banquillo cambie de inquilino.
No sería la primera vez que los dueños del club acaban tomando la decisión de cesar a un técnico. Y es que el año pasado sucedió lo mismo con Juan Carlos Carcedo. Podría darse el caso de que su sucesor acabe siguiendo el mismo camino.