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El libreto de Luis Enrique

Canales, en la acción del gol ante Países Bajos (Foto: @SeFutbol).
Periodista especializado en Sevilla FC y Betis.

Los amistosos no valen para nada. Menos para probar, tocar y buscar innovaciones para tu equipo. Así lo entiende, y así lo ha demostrado, Luis Enrique, que a pesar jugar ante Países Bajos no tuvo miedo alguno a agitar su equipo, a cambiar muchos hombres y, cuando lo necesitaba, retocar su esquema. El libreto eterno del exentrenador del FC Barcelona.

Comenzó España este miércoles con Unai Simón debutando, Íñigo Martínez, Bellerín, Koke, Marco Asensio y Morata, volviendo a la selección y, por si fuese poco, dos delanteros en su once: el de la Juventus y Gerard Moreno.

El esquema no era ningún invento, el del Villarreal acostumbra a caer por la banda, pero el gintonic tenía mucho jugo: Rodri de pivote, Koke de mediocampista y Canales moviéndose, literal, por donde le apetecía. Y lo que le apetecía era marcar.

El del Betis aprovechó los movimientos de Álvaro Morata, que siempre que no está en fuera de juego es un hombre super inteligente, super necesario, para romper líneas, para romper lo lineal de su equipo y, de camino, llevarse un golazo a su saco.

Todo o nada con Luis Enrique

Pero su idea inicial, más tras los cambios de Países Bajos, se fue apagando. Los de naranja empataron y fueron creciendo tras el descanso, Luis Enrique lo sabía y movió ficha: de tener dos delanteros a no tener ninguno. Y Canales, por donde le daba la gana.

Ferran Torres, Dani Olmo y Traoré mandaban al banco a Asensio, Morata y Gerard Moreno. Seis futbolistas totalmente diferentes para seguir, con contrastes, jugando a lo mismo: a dominar, a superar líneas, a llegar a través del balón y la presión ordenada.

Si el revolcón era poco, Luis Enrique decidió darle un nuevo giro: Marcos Llorente al césped por un Canales agotado. Dos futbolistas totalmente diferentes, una nueva versión, una nueva vertiente para una selección que los tiene de todos los colores.

El resultado, después, se vio favorecido por una buenísima mano de Unai Simón. Pero... para eso están los amistosos, ¿no?

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