Adriano, la nostalgia de lo que fuimos y un debate: ¿era tan bueno o nos engañó el 99 en potencia de tiro?

En los últimos días ha sido noticia Adriano Leite, primero con un vídeo en el que se le veía en una situación que a muchos sorprendió por una favela de Río de Janeiro y, después, cuando él mismo explicó que esa era la vida que él mismo quería. A muchos, entre los que me encuentro, la aparición del delantero brasileño, más allá de su historia personal, nos generó una sensación en el cuerpo que no necesita explicación: se llama nostalgia.

En estos tiempos en los que los nostálgicos, por desgracia, aparecen con demasiada presencia en la calle y los medios, a muchos nos interesó saber qué había sido de ese futbolista que un día nos cautivó. No nos engañemos, el carioca era un grandísimo ariete mientras quiso, pero su fama le llegó al gran público, al menos en España, gracias al Pro Evolution Soccer (de aquí en adelante, 'el Pro').

La leyenda contaba que Adriano era el jugador favorito del presidente de Konami hace 20 años y, de ahí, su 99 en potencia de disparo en el videojuego que logró desbancar al FIFA en aquellas fechas. Una cualidad que le permitía sobresalir en un equipo histórico, al menos en las consolas, donde todos se querían coger al Inter o a la 'Canarinha' si querían ganar.

La Selección de Brasil logró las Copas América de 2004 y 2007 pero Zinedine Zidane les impidió la gloria en el Mundial 2006 cuando llegaban con una nómina de futbolistas que pocas veces se ha visto en la historia. Allí coincidieron Ronaldo, Ronaldinho y Kaká, tres Balones de Oro a los que se sumaron Roberto Carlos, Cafú, Robinho, Juninho Pernambucano... o el propio Adriano.

En el Inter ya destacaba un futbolista que nos regalaba unos 'highlights' que, poco a poco, nos llegaban a través de unas redes aún en construcción. Vamos a ser sinceros, en España apenas se podía ver la Serie A, por lo que la fama de que el delantero brasileño era uno de los mejores futbolistas del mundo procedía del Pro o de esos vídeos de jugadas que nos maravillaban cuando el eMule acertaba a descargar el contenido adecuado y no 'películas de pelo'.

Con eso le valía a Adriano para ser una estrella a nivel mundial y para maravillarnos con esa capacidad de disparar desde su casa y colarla por la escuadra. Eso es lo que veíamos en el Pro y, alguna vez, en alguna recopilación en la que fusilaba al portero del Lecce o la Reggina. Sin olvidar la ruleta a David Navarro en Mestalla en el día de aquella pelea Valencia-Inter que le costó a Joaquín una bronca en casa.

Adriano y cómo la nostalgia nos cambia la percepción del pasado

Esta sensación de crearnos nuestra propia realidad es la que, unos años después, y viendo las reacciones a las noticias sobre el exfutbolista, comprobamos que nos ha marcado a toda una generación. No, ya no tenemos 15 años; nuestra mayor preocupación no es ahorrar dinero para comprarnos un Maxibon y el mayor debate en esta sociedad no es entre Aquí no hay quien viva y Los Serrano. La 'burbuja del ladrillo' explotó y nada volvería a ser como antes.

"No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamás, sucedió", cantaba Joaquín Sabina y en el caso de Adriano a mí, al menos, me viene la duda a la cabeza. ¿Realmente fue tan bueno o fue un espejismo? ¿Ese 99 en potencia del Pro en algún momento le colocó en el Olimpo futbolístico?

Con datos en la mano, el Inter se llevó las ligas italianas de esa época sólo después de que a la Juventus le sancionaran por amaño de partidos y el conjunto lombardo no ganó la Champions hasta los años dorados del Mourinhismo allá por 2010. Su mejor temporada fue la 04/05 con 28 goles en 42 partidos, una cifra muy destacable pero que parece un oasis viendo su carrera.

“Adriano”

Por su testimonio sobre su vida en la favela: “Lo único que busco es paz. Camino descalzo y sin camiseta, juego al dominó, me siento en la calle, recuerdo mi infancia, escucho música, bailo con amigos y duermo en el suelo. Quiero estar en paz y recordar mi esencia”. pic.twitter.com/ochuvtQtLh

— Tendencias en Argentina (@porqueTTarg) November 13, 2024

Él ya lo ha explicado: sus problemas personales por la muerte de su padre y su situación de abandono en Milán le llevaron al alcohol y a querer volver a Vila Cruzeiro, la favela en la que se crio en Río de Janeiro. Sólo así, Adriano podía volver al lugar en el que fue feliz y lo consiguió a costa de una carrera en la que no dejó de dar tumbos cuando apuntaba a competir en Balones de Oro con sus compañeros en la 'verde-amarelha'.

Quizás nosotros no tengamos una Vila Cruzeiro (o en algunos casos sí) a donde volver cuando la nostalgia nos impida encontrar la felicidad en nuestras vidas. Al menos, siempre nos quedarán los recuerdos con las Total 90, el 'Mais que nada' resonando y esos días en los que, cada vez que reventábamos una pelota de un trallazo, queríamos ser Adriano Leite.