El Sevilla, de las rosas de la Copa al fango de la Liga

Nunca es fácil para un equipo saborear las mieles del triunfo, retorzarse entre sábadas de seda copera y recibir elogios por su imagen y, de buenas a primeras, encontrarse con la urgencia, la presión y la absoluta necesidad. El Sevilla está enfrascado en una eliminatoria copera repleta de brillo y de ilusión en la que poco tiene que perder, pero esta tarde se enfrenta a un partido trampa, de esos que tanto daño han hecho esta Liga, en el que tiene poco que ganar, pero que irremediablemente tiene que ganar para empezar a recuperar lo mucho que lleva perdido. No le queda otra.

La Copa es bonita, pero por delante tiene un parapeto importante difícil de sortear. La Liga se ha puesto fea, pero tiene todavía muchos caminos por los que transitar. Tantos como 19 partidos que son los que quedan. En todos ellos puede el Sevilla recuperar la senda adecuada, al menos puede recuperar tiempo y puntos perdidos para, poco a poco, acercarse a los puestos altos de la clasificación.
 
La prueba es ante un Levante herido, por cuatro derrotas consecutivas, y con un sistema tradicional. Nada de cinco defensas, por efectiva que resultara la fórmula ante el Villarreal. Lo dijo Manzano. "No es nuestro estilo". Tiene más el Sevilla del estilo de Navas, Capel, Perotti, Kanouté y Luis Fabiano, de bandas, delanteros y goles, vamos.
La autoestima ha vuelto a subir, ahora falta seriedad, concentración y rigor para acompañarla de continuidad, resultados y puntos. Es la únca salida a la cruda, por el momento, realidad de la Liga.