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Babá y el futuro que no llega

C. Tur

La figura de Babá Diawara ha estado rodeada de escepticismo desde su llegada al Sevilla, en enero del pasado año. El senegalés arribó a Nervión siendo un desconocido y, por otra parte, su vinculación con Doyen Sports favoreció la aparición de suspicacias.

En su presentación como jugador sevillista, Monchi definió a Babá como "un jugador de presente y con mucho futuro", pero lo cierto es que pasa el tiempo y el delantero no ha demostrado ser "la oportunidad de mercado" anunciada por el director deportivo del club. Ha podido atisbarse alguna luz en su sombría trayectoria, pero el africano no ha dado con la portería rival y eso le condena.
Quien intenta defender a Babá pide calma. Hay que considerar que el Sevilla juega con un único punta, Álvaro Negredo —quien, por cierto, ha respaldado públicamente a su compañero—, pero también es cierto que no ha sabido aprovechar sus oportunidades. No ha contado con demasiados minutos, pero sí ha malogrado las ocasiones suficientes para desesperar a muchos y poner en cuestión su valía y capacidad para un equipo tan exigente como el Sevilla.
Hace unos días le hizo cuatro goles al filial en un partidillo, al igual que la temporada anterior destacó anotando dos tantos en el amistoso que el equipo hispalense disputó en Varsovia. Pero el 'Babá oficial' no ha mostrado puntería. En el Iberostar Estadi, sin ir más lejos, su gama de remates evidenció su falta de confianza. Tan poca como Emery ha depositado en él, puesto que apenas le concede un sitio en el equipo, ni como recambio. No lo hizo ni siquiera cuando el Sevilla necesitaba una remontada de envergadura ante el Atlético de Madrid en las semifinales de la Copa del Rey.
Un delantero vive del gol, y para Babá es urgente. A Doyen le interesa que se revalorice: promovió un intercambio con Daniel Carriço, central del Sporting de Lisboa, pero no fructificó. Al Sevilla le viene mejor que cobre el valor que quizás nunca tuvo. De eso presumió Monchi a su llegada, de lo poco que desembolsó la entidad por hacerse con un jugador por el que meses atrás le pedían más del doble.
Es vital que el de Dakar reaccione y ofrezca rendimiento cuanto antes. Las críticas se acumulan, crecen, y pueden acabar con ese futuro que se antojaba ilusionante. La Liga española no se acerca a la portuguesa, ni las aspiraciones del Sevilla son parecidas a las del Marítimo de Funchal. Pero está claro que los dirigentes sevillistas debieron ver en Babá mucho más de lo que ha mostrado en la capital hispalense. De lo contrario su fichaje no tiene justificación. Y mientras la espera continúa, la paciencia disminuye.

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