Prohibido titubear
Lo está, sencillamente, porque los madrileños cuentan con dos delanteros que no perdonan: Falcao y Diego Costa, considerados por el presidente sevillista como "dos de los mejores del mundo" y mencionados por Emery en su comparecencia ante los medios para expresar la dificultad añadida que supone para la zaga hispalense defender su portería.
En la Copa del Rey, el Sevilla había encajado dos tantos a la media hora de partido. Un marcador facilitado por la falta de contundencia de una retaguardia en la que Botía quedó especialmente señalado. Eso, ante un rival como el Atlético, es inaceptable si lo que se persigue es la victoria.
Emery ha dado un amplio repaso sobre los problemas que tiene con los centrales: "Ser central actual del Sevilla es difícil, porque queremos montar un equipo agresivo, estar encima del rival y en campo contrario, y por ello dejamos espacios en el mediocampo que tienen que abarcar los centrales. Eso es exigente para ellos. Cada central tiene unas cualidades y buscamos el equilibrio", comentó en rueda de prensa.
Ese equilibrio lo pretende encontrar el de Hondarribia midiendo también el nivel ofensivo, pues entiende que en ocasiones es conveniente volcarse menos para no dejar tantos huecos atrás y conceder menos oportunidades al adversario. Y es que sabe que el Atlético no tiene problemas en replegarse y esperar para lanzar contragolpes. De hecho, basa parte de su juego en esta fórmula.
Faltará Medel, que vio la roja en el derbi, por lo que el papel de Kondogbia cobra una dimensión especial. El francés está obligado a guardar el sitio y contener al rival por delante de la defensa. Su gran zancada y su físico le permiten abarcar mucho terreno, pero no podrá perder los papeles ante jugadores como Diego Costa, que ya en la Copa le sacó de sus casillas y provocó su expulsión.
De hecho, Diego Costa tiene buenos números contra el Sevilla, al que ha marcado cuatro tantos como colchonero, dos con el Rayo y uno con el Valladolid. Al filial sevillista también le marcó cuando jugaba con el Albacete en Segunda. De ahí que Emery insista en la necesidad de olvidar sus provocaciones y centrarse en frenar sus cualidades futbolísticas.