"No creo que llore porque no soy de lágrima fácil y porque para mí no es una pena. Es una alegría poderme despedir, así, a lo grande, dejando respeto y cariño. Claro que hay momentos de nostalgia, pero para mí va a ser una alegría despedirme de la gente habiendo dejado un buen trabajo", decía sobre los sentimientos que puede experimentar este sábado sobre el césped del Ramón Sánchez Pizjuán.
No sabe si va a jugar, pero lo desea. "Para mí es ilusionante y un reto. Después de haber vivido en este club cosas tan intensas, a mí me gustaría despedirme donde corresponde, en el terreno de juego. Pero la decisión no es mía, yo trabajo y estoy preparado e intento ponérselo difícil al entrenador".
Haciendo repaso a su carrera en la élite y a la decisión que tomó en 2005, no cambiaría ni una coma. "Todo el mundo sabe que mi sueño era triunfar en el Valencia, pero después de seis años esperando, tuve que tomar una decisión y lo mejor que hice fue venir al Sevilla. Han sido ocho años espectaculares, he calado en la gente, me he integrado y me voy muy contento de haber pertenecido a un club como el Sevilla".
Y acababa hablando de su futuro. No se ve 'colgando los guantes'. "Yo voy a apurar todo lo que pueda en el fútbol porque sigo con ilusión y ganas, pero no tengo nada a nivel profesional. Este año he competido y, cuando he jugado, he dado el nivel, por lo que siento que puedo dar más fútbol aún".