Bajo la dirección de Monchi, el Sevilla ha fichado ya ocho futbolistas procedentes del campeonato galo, con aciertos y errores. El primero de ellos fue Chevantón (Mónaco), jugador demasiado caro para su rendimiento en Nervión, donde tuvo muchos más gestos de cara a la galería, que actuaciones de verdadero nivel. Tampoco triunfaron Dabo (Saint Etiennne), voluntarioso pero muy limitado, ni Spahic (Montpellier), recientemente vendido al Leverkusen. Pero especialmente sangrante fue el caso de Romaric (Le Mans), con condiciones pero poco o nada profesional. En el haber del subdirector general deportivo sevillista están los fichajes de Keita (Lens), un auténtico pelotazo por su rendimiento en la única campaña que jugó en el Sevilla, Squillaci (O.Lyon), el último gran central que pasó por Nervión, y Kondogbia (Lens), que sigue en el Sevilla y no ha tocado techo. Gameiro es el octavo de la lista. De momento, ilusiona en su llegada al tratarse de un futbolista ya contrastado.
Pero en esta década todos, o casi todos los franceses fichados por el Sevilla, han sido aciertos. Escudé y Kanouté (nacido en Lyon) han salido por la puerta grande como dos de los mejores futbolistas de la historia del club, Squillaci se marchó de mala manera pero su rendimiento fue impecable y Kondogbia va camino de triunfar. Una reflexión aparte merece el díscolo Konko, buen futbolista que realizó grandes partidos, pero cuyo rendimiento resultó deficiente porque nunca quiso o no se adaptó.