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Salvados por la campana

Sevilla FC2-1 UD Almería

Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla ha solventado ante el Almería uno de esos partidos en los que la victoria vale doble. No ya por el rival, no ya por la altura de la temporada, sino por la pobre imagen mostrada y por lo que podría haber supuesto el triste empate. Un gol de Rakitic en el minuto 92 da tres puntos al equipo nervionense que deben servir para corregir, con puntos, la infinidad de defectos que acumula este equipo, a día de hoy más que virtudes. Con todo, puntos, puntos son, y le vienen como agua de mayo al equipo hispalense. 

El gol de Rakitic, erigido en salvador del equipo, en el descuento, convirtió la ira y el enfado generalizado en la grada en alegría y, sobre todo, alivio. Alivio porque el equipo hispalense, de nuevo, volvió a mostrar una pobre imagen. Apenas unos primeros 20 minutos buenos, adornados con el gol de Gameiro, y un auténtico desierto de juego hasta los últimos minutos del encuentro, que encontraron en la cabeza de Rakitic un premio quizás inesperado ya para los de Emery.

Crónica on-line
Árbitro
Iglesias Villanueva. Amarillas a Verza (13'), Rodri (19'), Iborra (32'), Christian (52'), Alberto (70'), Fazio (73'), Suso (87'), Cristóforo (90'), Soriano (93').
Formaciones
Sevilla FC: Beto; Diogo, Fazio, Pareja, Alberto Moreno; Iborra (Cristóforo, m. 70), Rakitic; Jairo (Trochowski, m. 81), Marin, Rabello; y Gameiro (Bacca, m. 46).  UD Almería: Esteban, Christian, Nelson, Pelle, Truji; Verza, Tébar (Azeez, m. 59), Aleix (Barbosa, m. 63), Dubardier; Suso (Soriano, m. 87) y Rodri.
Goles
1-0, m. 5: Gameiro. 1-1, m. 23: Rodri. 2-1, m. 92: Rakitic.
Incidencias
Ramón Sánchez Pizjuán.

Porque el partido, realmente, estaba para el empate. Ciertamente, poco hacía presagiar que el Sevilla se sacara de la chistera alguna acción que resolviera el encuentro. Con Gameiro lesionado en el banquillo, con Marin y Rakitic desacertados hasta ese momento, con el equipo físicamente algo tocado, el Sevilla difícilmente encontraba cauces ofensivos. Pero Marin, mal hasta ese momento, se destapó con una buena jugada en la banda y un buen pase que Rakitic convirtió en alegría.
Fue el omega del partido, y en el alfa el equipo nervionense encontró sus únicas buenas sensaciones. El gol de Gameiro, de listo, de delantero puro, robando y marcando, dio la confianza necesaria al equipo sevillista, que durante esos primeros minutos ofreció algunas fases incluso de buen juego, con varias ocasiones claras en las que faltó definición para sentenciar el encuentro.
Pero este Sevilla es un equipo débil, con muchos problemas, de confianza, defensivos, individuales y colectivos. Si el Sevilla dominó los primeros instantes del partido fue porque el equipo hispalense encimó y se movió al unísono, más o menos. En cuanto el Almería se desperezó, comenzó a jugar, tuvo la pelota y se recuperó del mazazo de su gol (en un saque de banda propio), las carencias sevillistas afloraron. Tiene una evidente, grande, grosera casi, en el centro del campo. El debate no debe estar tanto en si Rakitic arriba o Rakitic más abajo, sino en si el Sevilla quiere jugar al intercambio de golpes, con cuatro atacantes que no defienden, o si debe buscar más el equilibrio con un centro del campo más fornido, más trabajador. El caso es que los cuatro de arriba no defienden ni un pimiento, y los dos de atrás, Rakitic e Iborra, deben hacer un despliegue para taponar huecos que deja desguarnecido al mediocampo. Y luego, claro, la defensa no está para tirar cohetes, difícilmente lo estará. Y con jugadores de cara no tienen los famosos automatismos para tirar la línea donde deben ni para hacer el fuera de juego como deben. Agiten todas esas carencias y esos ingredientes, añádanle un buen pase de Suso y una gran definición del exsevillista Rodri y tienen el empate a uno del Almería.
A partir de ahí, con alguna excepción en el resto de la primera mitad, al Sevilla se le nubló la vista, se quedó sin ideas. Rakitic no apareció hasta el final, estuvo menos clarividente, Marin apenas desbordaba, Rabello no se enteraba y Jairo acabó difuminado. Los cambios tampoco revolucionaron el equipo y Emery tampoco provocó esa revolución, esa agitación que parecía necesitar el equipo. Tan obtuso estuvo que los mayores peligros hasta el final del partido fueron los laterales, Diogo y Alberto, y que incluso Beto tuvo que emplearse para dejar en susto lo que parecía drama.
El Sevilla, con todo, al menos tuvo voluntad, creyó en su fe más que en su juego y la encontró en un cabezazo de Rakitic entrando desde la mediapunta en un pase de Marin, desde la banda.
El Sevilla gana al Almería (lo de este equipo con los últimos minutos es de estudio), gana puntos, gana tiempo y debe ganar muchas más cosas, porque de lo contrario, con lo que tiene a día de hoy, va limitado.

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