Deberes hechos con algún borrón

Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla se ha traído un resultado favorable de El Sardinero, que es lo que buscaba en esta ida de los diecisesiavos de final de la Copa del Rey en Santander. El resultado es favorable y deja encarrilada la eliminatoria. Pero más allá del 0-1, poco brillante, hay algunos borrones en el encuentro que no han permitido que el Sevilla se haya traído un mejor marcador. Entre ellos, la absurda expulsión de Coke y el bajo rendimiento de Rabello o Rusescu. 

Porque realmente pocos futbolistas han podido reivindicarse en Santander y pocos podrán quejarse de los pocos minutos de los que disfrutan en los encuentros de la Liga. Un ejemplo claro es el de Rusescu, que ha puesto ganas, voluntad, pero poco acierto, poca precisión y poco físico. Realmente, su estado de forma no acompaña, y es algo que debe preocupar cuando ya van cuatro meses de competición. Su suplencia y ausencia en las convocatorias ha quedado más que justificada.

Otro de los damnificados ha sido Rabello, cuyo nivel ha dejado bastante que desear. Su participación ha sido irrelevante en el encuentro, y eso que tuvo ocasiones de sobra para marcar.
A partir de ahí, bastante vulgaridad durante el encuentro y una acción absurda como la de Coke que privó a los sevillistas de ver las posibilidades del equipo en la segunda parte e incluso privó a los sevillistas de ver al canterano Carlos Fernández, que era la novedad real en la lista.
Y fue una pena no ver al Sevilla en la segunda mitad porque en la primera salió al campo con la intensidad necesaria para mandar en el campo y en el partido. Intensidad en los balones divididos, posesión para jugar en el campo contrario y un mínimo de ganas suficientes para ahuyentar las ilusiones del Racing de Santander en la eliminatoria copera. Con todo ello, además, le vino el gol, tempranero, de Jairo, precisamente Jairo, a su exequipo. A los cuatro minutos ya ganaba el equipo nervionense y ese tanto secundó el buen talante con el que salió al campo el equipo de Emery.  
De hecho, en los siguientes minutos pudo matar el encuentro y la eliminatoria el Sevilla. Le habría bastado con que Rabello marcara alguna de las ocasiones claras de las que disfrutó o con que Rusescu conectara alguna de las buenas asistencias de Gameiro, el más activo y destacado del Sevilla. El rumano, que tuvo actitud y ganas, no tuvo remate ni velocidad sin embargo.
Las tuvo claras el equipo hispalense, muy claras, y no las marcó, y eso provocó que el Racing, justo cuando bajaron el listón los sevillistas, encontrara algún hueco e incluso alguna ocasión, sobre todo una de Ayina. Se relajó el Sevilla y eso el Racing lo aprovechó para ir metiéndose en el encuentro, algo que se confirmó tras el descanso.
Porque en la segunda mitad, nada más reanudarse el encuentro, Coke vio la roja por doble amarilla por protestar y determinó el choque, al menos lo que quedaba de él. A partir de ahí Emery determinó que el resultado era el que era y así debía quedar. Juntó al equipo atrás, las dos líneas de cuatro, y dejó a Gameiro en ataque en solitario por si cazaba alguna contra. El caso es que el Sevilla no sufrió apenas el resto del encuentro y, ante la falta de 'conductores', jugó a defender y a buscar el balón largo. Hizo mejor lo primero que lo segundo y se llevó para la vuelta un buen resultado pero alguna que otra decepción.