Lo cierto es que en algún caso se podrá reprochar a los árbitros algún penalti, pero la realidad es que muchos de los penaltis sufridos son evidentes y fruto más del error sevillista que del árbitro o de la virtud del contrario.
Ante el Levante, el equipo hispalense cayó y recibió un gol de penalti. Ante el Málaga, igual. Tres goles en contra, uno de penalti.
Además, ha sufrido penaltis en contra ante el Villarreal, ante el Athletic, ante el Granada y el Real Madrid.
Y acostumbrado a los lastres fabricados en su propia factoría, también el Sevilla se autolimita con las continuas expulsiones. Ha sufrido cinco, el tercero de la Liga que más rojas ha visto, por detrás de Osasuna (8) y Rayo Vallecano (7).
Así pues, el Sevilla tiene una peligrosa tendencia a complicarse los encuentros de forma automática, por sus propios errores y deficiencias. Delatan estos datos que realmente en muchos encuentros peca de pardillo el Sevilla y que su plantel adolece de forma alarmante de experiencia.