Es Noticia

Derbi rojo, Europa roja

Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla ha consumado una noche de leyenda, histórica, épica. Una noche que pasará a los anales de los derbis, por ser el primero en Europa y por cómo se consumó y acabó. Una noche de infarto en la que los sevillistas salieron vencedores tras igualar la eliminatoria, alcanzar la prórroga y superar al Betis en la tanda de penaltis. Una noche en la que el equipo hispalense jugó a la perfección sus bazas, en la que fue más inteligente y en la que fue mejor que su rival, un Betis atemorizado primero, romo después y dubitativo al final. 

Fue un derbi histórico, realmente lo fue. El primer enfrentamiento europeo entre ambos conjuntos se saldó con la victoria sevillista porque, en los 210 minutos, fue mejor, al menos tuvo más fútbol, que no más goles. El Betis ejecutó bien su plan en la ida, pero en la vuelta no supo interpretar su papel. Realmente, no asumió ningún papel, y lo pagó caro ante un conjunto de Emery que planeó un encuentro en su cabeza y lo plasmó, salvo algunas pinceladas, al 99% en el campo. Más que un ataque desmedido, más que el zafarrancho, el Sevilla tiró de lo que sabía que tenía y más que el Betis, calidad y cabeza. Es mejor equipo y en este encuentro lo plasmó.

Crónica on-line
Árbitro
Pedro Proença (Portugal). Amarillas a M'Bia (18'), Nono (31'), Diogo (45'), Coke (89'), Fazio (93'), Jairo (105').
Formaciones
Real Betis: Adán;Amaya, Perquis (Nono, m. 14), Jordi, Juan Carlos; Juanfran, N'Diaye, Lolo (Molina, m. 91), Cedrick; Leo Baptistao (Salva Sevilla, m. 73); y Rubén Castro. 
Sevilla FC: Beto; Diogo, Fazio, Pareja, Alberto Moreno; M'Bia (Vitolo, m. 75), Rakitic; Gameiro, Marin, Reyes (Coke, m. 50); Bacca (Jairo, m. 105).
Goles
0-1, m. 20: Reyes. 0-2, m. 74: Carlos Bacca.
Penaltis:
Primera tanda: Vitolo falla; Rubén marca.
Segunda tanda: Coke marca; Salva marca.
Tercera tanda: Gameiro marca; Amaya marca.
Cuarta tanda: Alberto marca; N'Diaye falla.
Quinta tanda: Rakitic marca; Nono falla.
Incidencias
Benito Villamarín. 37.669 espectadores.

Decisivo Marin, inconmensurables Fazio y Pareja, el mejor Alberto, los goleadores Bacca y Reyes, trascendetal Beto... Realmente todos jugaron con corazón, pero sin perder de vista la cabeza en ningún momento. Aplicaron su calidad y vaya si les cundió. Les dio para igualar la eliminatoria, alcanzar los penaltis y salir vencedores de la ruleta de penales.
Realmente, además del mérito sevillista (más del 90% de eliminatorias con un 0-2 en la ida acaban con la victoria local), también está en el debe el papel bético. Un equipo que desperdicia una ventaja de un 0-2 en una eliminatoria es que ha puesto mucho de su parte para dejarla ir. Puso de su parte con un planteamiento arcaico a más no poder en la primera mitad, en la que el Sevilla se creció, y puso de su parte por no ir de verdad, por miedo quizás, a por su rival cuando en la prórroga estaba muerto físicamente. Pudo dar más pasos adelante el conjunto de Calderón, y lo intentó de veras y con argumentos al comienzo de la segunda parte, pero ofreció demasiado poco para evitar algo a priori sencillo, una remontada de un 0-2. Hizo un despliegue físico imponente N'Diaye, tan exuberante como decisivo para mal, pues erró en dos jugadas fundamentales. Anduvo desaparecido Rubén, y el equipo lo echó de menos para tener más presencia en ataque, y ofreció poco Leo, se consumió pronto.
El partido, pese a lo que se pudiera esperar, no comenzó con ataques a tumba abierta del Sevilla, ni con un zafarrancho de combate desmedido. Por dos motivos, porque de entrada el Betis estimuló un encuentro muy intermitente, con continuas interrupciones que evitaron que el Sevilla cogiera ritmo, y porque el equipo de Emery tampoco buscó ni se enfundó la manta a la cabeza buscando a Adán a lo loco. Por eso con el avance de los minutos el desarrollo del encuentro fue tomando un claro color rojo. Los nervionenses, antes que la portería contraria, buscaron la pelota, precisamente lo que el Betis no quería, casi la rechazaba y la dejaba en manos del contrario para esperar atrás con dos líneas de cuatro muy juntas que dificultaban las combinaciones blanquirrojas fuera del área, pero por contra facilitaba la posesión en el resto del campo, casi sin oposición. No era extraño, pues, que la posesión de la pelota alcanzara porcentajes de 19%-81% en algunos tramos y que acabara la primera mitad con un 22%-78%.
El caso es que tanto tenía la pelota el Sevilla que a veces llegaba. No resultaba fácil, pero tocando y tocando, hilando muy fino, se plantó en ocasiones en el área de Adán. Curiosamente, también en contragolpes, que ejecutaba con rapidez. El Betis, además, tuvo que retocar su formación a raíz de la lesión de Perquis. Entró Nono y primero pasó N'Diaye a la defensa y luego al mediocampo, ocupando la zaga Amaya y Juanfran el lateral.
El dominio era sevillista y se echaba de menos alguna alternativa en el plan del Betis. Sobre todo cuando una internada en la banda de Alberto acabó con un mal despeje de N'Diaye, un remate certero de Reyes, que marcó y puso la eliminatoria en su mínima diferencia.
Al Sevilla, por el momento, le valía el plan, porque llevó a cabo la teoría del trabajo en la mitad del tiempo. Al Betis, menos, porque aunque Adán no intervenía demasiado, no era plato de buen gusto tanto dominio sevillista. 
Y por eso en la segunda parte el equipo de Calderón tomó la determinación de irse algo más arriba. Incomodar algo más la salida de la pelota de los nervionenses y presionar. Y cambió el encuentro, vaya sí cambió. El equipo bético empezó a jugar en campo contrario, a tener la pelota y robar y robar. A ello se le unió un evidente hundimiento físico de algunos jugadores visitantes este jueves, sobre todo M'Bia. El Sevilla perdió el centro del campo hasta el punto de parecer el Betis el que necesitaba el gol sin tregua. Y pudo conseguirlo. Disparos lejanos, ocasiones claras, como la de Leo que sacó Beto, y peligro en el área fueron una tónica predominante durante varios minutos. Pero no logró el tanto el conjunto de Calderón, y el Sevilla sobrevivió a sus peores minutos y se encomendó a sus mejores futbolistas. Entre ellos, Marko Marin. Ya atrasaba el alemán su posición habitualmente para sacar la pelota conducida ante el ahogo al que sometía el Betis a su rival. Pero en una de esas conducciones hizo magia, se fue como quiso de N'Diaye, metió un gran balón a Alberto que con otra gran asistencia puso el segundo en bandeja a Bacca. Eliminatoria empatada, el Sevilla, a falta de físico, llenó el despósito de moral y ambos equipos agotaron los 90 minutos más o menos de forma convenida, salvo alguna contra sevillista y un par de faltas de infarto al borde del área a favor del Betis.
Ambos conjuntos llegaron algo tocados a la prórroga, con fisonomías distintas (Coke de mediocentro, el Betis sin Lolo pero con Molina en el campo). Más entero físicamente llegó el Betis, eso sí, que asumió entonces el control de la situación y volvió a aproximarse con cierto peligro a Beto, sobre todo en un remate de Rubén que Rakitic salvó en última instancia. Pero sin una apuesta decidida. En todo caso, la ocasión más clara fue del Sevilla, dobe además. Primero Gameiro tras gran pared con Bacca y después el propio Bacca. Ambos se toparon con Adán, con dos magníficas acciones, y además el colombiano lo pagó caro, porque se lesionó.
Los papeles estuvieron bastante claros también en la segunda mitad de la prórroga, en la que ambos equipos contaban sus futbolistas por lesiones. Se llegó, pues, a los penaltis, sin demasiados sobresaltos más.
Y ahí, en la suerte final, empezó peor el Sevilla, porque falló Vitolo, pero N'Diaye y Nono superaron los errores nervionenses y firmaron la remontada final, la proeza final.
El derbi europeo, el 'Euroderbi', fue también sevillista, merced a un gran esfuerzo, sí, pero sobre todo a una mayor inteligencia dentro del campo y a su mayor calidad, que la aúpan a los cuartos de final de la Liga Europa, su competición, su coto, también en los derbis.

Escribir comentario 0 comentarios
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar