Konoplyanka, del karateka sexy al chico familiar

El nuevo jugador del Sevilla FC Yevhen Konoplyanka, o Eugeni, en definitiva, traducido al español, Eugenio, es un chico despierto. Así lo describió Monchi en su presentación. "Despierto e inteligente", añadía. Pero Yevhen, Eugeni, Eugenio, es mucho más que despierto, inteligente y habilidoso con la pelota. Es creyente, aunque está casado por lo civil, no juega solo por dinero, aunque siempre ha tenido en mente mejorar la vida de su familia; admira a Messi, al que considera mejor deportista del mundo; y, sin querer o queriendo, porque cultiva su imagen bastante, es el futbolista más sexy de Ucrania del año 2015.

Realmente, Konoplyanka sorprendió el día de su presentación porque se mostró alegre, dicharachero, bromista, interesado, alejado en definitiva del paradigma y el prototipo del jugador del Este. Tiene, sin duda, mucho de este tipo de futbolista, pero también rasgos de su personalidad que lo aproximan a una idea más moderna de esos países que renacieron tras el Telón de Acero y que pueden facilitar realmente su adaptación a una sociedad y un fútbol tan diferentes al ucraniano. Y a Sevilla, una ciudad diametralmente opuesta a Dnipropetrovsk, de donde procede, aunque nació en Kirovgrado (ciudad de Kirov), el el 29 de septiembre de 1989.
Konoplyanka iba a para karateka, y tiene algo de eso hasta en su fútbol. Elastacidad y técnica a raudales, reflejos... Más de una vez ha reconocido que si no hubiera sido futbolista le habría gustado enfocar su vida al kárate, deporte que practicó de niño, a partir de los siete años. Más tarde lo dejó cuando dio el salto al fútbol. "Se me daba mejor el balón. En kárate me quedé cerca de tener el cinturón azul", recuerda. El tercer deporte en discordia, en el ranking de sus gustos, es el tenis. No sería raro que buscara los huecos en Sevilla para practicarlo, sobre todo con su padre, Oleg.
Yevhen, que participó y destacó en el Concurso Nacional de las Juventudes de Ucrania, una de esas costumbres heredadas de épocas anteriores, comenzó a jugar al fútbol en el Olympia de su ciudad, Kirovgrado. A los 14 años rechazó unirse a la cantera del Dínamo de Kiev, por consejo de sus padres. A los 16 años (2006) llegó al Dnipro, a sus escalafones inferiores. Pesó la recomendación de uno de sus primeros entrenadores, Yuri Kevlich, que le recomendó que fichara por el conjunto de Dnipropetrovsk por la forma de trabajar su cantera. Acertó. Su primer sueldo fue de 300 dólares. Hasta su marcha al Sevilla, en el equipo de Dnipropetrovsk militó toda su vida. Lejos de casa, de su familia, sus inicios no fueron fáciles. En los equipos canteranos del Dnipro casi siempre era suplente, casi siempre se quedaba reserva en los partidos. Los entrenadores reprochaban su poca actitud defensiva. Pero un día Yevhen se presentó en un entrenamiento y pidió jugar de centrocampista ofensivo... ya nunca más le pidieron defender. Lo suyo era el ataque. En 2007 debutó con el primer equipo, a los 17 años, pero realmente no fue hasta tres años más tarde cuando se asentó en el primer equipo del Dnipro.
En la selección nacional debutó en edad juvenil, en el torneo en memoria de Valery Lobanovsky, y a partir de ahí también ha sido un fijo en las selecciones ucranianas hasta llegar y defender a la absoluta y pelear por un puesto en la próxima Eurocopa. Debutó en 2010 ante Lituania.

Konoplyanka, el millón de dólares y la isla desierta

Suele decir el jugador sevillista que el dinero no es lo primero para él, aunque evidentemente su primera obsesión como futbolista fue ayudar a sus padres y sus abuelos. Es la referencia actual del fútbol ucraniano, sin duda, pero no tiene, o al menos no ha adquirido por ahora, manías de estrella. Lo que más le gusta es la comida de su madre, no ve la televisión, salvo cuando hay fútbol; considera que "un millón de dólares es bastante"; cree que lo indispensable para un ser humano es "la comida, el agua y el amor"; se llevaría a una isla desierta una pelota de fútbol... y botas; y tiene un gato al que trata "como uno más de la familia".
Se podría decir, en general, que Konoplyanka es un tipo sencillo, que no simple. Un tipo que se preocupaba porque en su ciudad las parejas pudieran pasear cuando caía la noche ante tanta inseguridad, un tipo que intenta controlar su temperamento porque sabe que "ni en el campo ni fuera de él" le ayuda y que rehúye de los deportes extremos porque tiene vértigo. Pero a la vez un tipo que tiene una faceta mucho más abierta al público. Bromista indomable (lo demostró en su presentación), no le hace ascos a posar con su mujer, Victoria, en todo tipo de fotos o eventos, incluso en su boda. Un tipo que ha sido designado el futbolista más sexy de Ucrania la última temporada con más de la mitad de los votos (53%). Que tiene dos coches blancos (Mercedes-Benz GL63 AMG y SUV Range Rover), aunque admira al Barcelona, sobre todo a Messi e Iniesta, y que no oculta que algún día querría jugar con ellos.
Este es Yevhen Konoplyanka, un futbolista que apunta alto y que llega como el fichaje estrella de la temporada en el Sevilla. Tiene calidad y capacidad para serlo. Y también una singular personalidad para serlo. Como él admite, habiéndole dado Dios el don de la técnica para el fútbol, sería un delito no añadirle "trabajo y sacrificio".