Cuando llegan los lances definitivos,
el Sevilla no perdona. Tiene cintura, tiene semblante, tiene mirada, tiene cadencia y tiene disciplina. Llegan los cuartos de final de la Europa League y aparece el campeón, que cuando huele metal se pone serio y no da opción. En San Mamés, ante el Athletic, el Sevilla
remontó un complicado encuentro y ha puesto de cara la eliminatoria de cuartos de final con su primer triunfo europeo a domicilio de la temporada además. Un partido completísimo, maduro, inteligente incluso, en el que aprovechó sus oportunidades, los momentos débiles del rival para encarrilar este cruce duro de verdad.
Llegará el Sevilla a la vuelta en el Sánchez Pizjuán
sin Banega, sancionado, pero con una bonita ventaja para hacer efectiva la clasificación dentro de una semana. Y sobre todo con una nueva confianza generada con este triunfo, con esta remontada, que hace reverdecer los repuntes de rendimiento de este equipo en esta competición, su competición.
El partido de Vitolo fue colosal, como lo fue el de Kolo, Soria, Rami... hasta de Fazio, que empezó con dudas y acabó crecido
En líneas generales todo el Sevilla se comportó y estuvo a la altura, aunque algunos de hecho la superaron.
Es el caso de Vitolo, que realizó un partido inmenso; es el caso de David Soria, que en su proceso de evolución sigue dando pasos adelante; es el caso de Kolo, que más allá de su tranquilidad en el gol, estuvo atento como central y cumplió como lateral; es el caso de Gameiro, que si no marca ya hasta da goles; es el caso de
Emery, que comprendió y leyó el partido con maestría, sobre todo en la segunda parte; y fue el caso hasta de
Fazio, que terminó un partido que empezó con dudas con firmeza.
Los dos equipos se emplearon desde el principio con la misma
intensidad con la que había caído la lluvia al arranque del partido. Acotaban los espacios, aumentaban la presión, peleaban todos los balones divididos y no faltaba una cobertura y solidaridad a borbotones en las filas de los dos equipos. En resumen, el partido era equilibrado, duro, en el buen sentido de la palabra, y tremendamente competido. Eso sí, el Sevilla encontraba más a menudo soluciones a esas trabas que planteaba el Athletic. Con transiciones rápidas, con dinamismo de Vitolo y Krohn Dehli, sí que el conjunto nervionense habilitó en varias ocasiones o a Gameiro o a Banega, y entonces aparecía cierto peligro. Y eso que se encontró pronto con un problema inesperado, la lesión de Tremoulinas, que obligó a Emery a recurrir a Fazio (sorprendentemente no contaba el técnico con ningún lateral suplente en el banquillo pues dejó a Mariano y Escudero fuera de la convocatoria),
a recolocar a Kolo en el lateral zurdo y, de forma encadenada, a encontrarse con mucha menos llegada en el costado izquierdo.
A pesar de ello, y tras un par de
sustos de Fazio, el Sevilla se repuso y encontró sus mejores momentos en el partido, que tuvieron como consecuencia de rápidas transiciones y movilidad una ocasión de Banega con un disparo al palo y otra
clarísima de Vitolo solo ante Herrerín. También reclamó Gameiro un penalti que aparentemente fue fuera del área, aunque falta clara. Esos minutos los manejaba bien el Sevilla y tuvieron mucho que ver
N'Zonzi y Krychowiak, que dominaron las zonas de rechace y dieron continuidad al juego nervionense.
El fallo de Muniain, el gol de Kolo
Pero un partido equilibrado como el de este jueves ofrecía siempre alternativas. Y si el Sevilla encontró un resquicio para desahogarse de la presión vasca, también lo hizo el conjunto de Valverde, que empezó a buscar a Williams en velocidad, a jugar más en campo contrario y a aprovechar las pérdidas de la pelota del Sevilla, agobiado en el tramo final de la primera parte. Y tuvo el Athletic también sus ocasiones, su balón al palo, de Aduriz, cómo no, en un remate de cabeza, y un par de remates de Muniain muy peligrosos. El caso es que el Sevilla acabó la primera mitad, lo dicho, agobiado, a pesar de que tuvo fases en las que demostró poder hacerle daño al rival.
La segunda mitad arrancó frenética, sobre todo porque Athletic quiso darle continuidad a esos últimos minutos de antes del descanso. Salió más intenso que el Sevilla, más concentrado y más acertado. El ejemplo fue el gol local, en una mala salida de la pelota sevillista aprovechada por Muniain con un maravilloso pase que ni Rami ni Coke supieron o pudieron abortar, y que Aduriz convirtió como casi todo lo que toca, en gol.
En la segunda parte Emery le ganó la partida a un Valverde precipitado y el Sevilla, salvó los minutos del gol de Aduriz, estuvo cómodo y se sintió incluso superior
Tuvo minutos complicados el Sevilla, con un Athletic crecido, con un San Mamés crecido y con minutos de confusión y dudas. En concreto ocho minutos, los que tardó Muniain en convertirse de nuevo en asistente. Una mala cesión suya la aprovechó Banega para anticiparse a Herrerín y dársela a Kolo, que anduvo por allí y definió con una calidad y una calma propia del mejor delantero.
El empate del defensa francés dejó frío el bonito estadio vizcaíno, y también dejó frío al mismo Athletic, que tardó en recuperarse del mazazo, a pesar de que Ernesto Valverde intentó avivar las opciones de su equipo con un doble cambio quizás demasiado precipitado. El caso es que esos dos cambios, unidos a los de Emery, que optó por Konoplyanka e Iborra para reforzar la medular, decantaron el partido, pues el Sevilla empezó a sentirse más cómodo, a dominar la zona ancha con más efectivos y a poder armar el contragolpe con más posibilidades. Sobre todo a través de Vitolo, que completó un partido colosal, con la pelota, sin ella, con espacios, sin ellos. Brutal actuación del canario.
Además, Gameiro empezó a avisar de su velocidad en un par de acciones. Y fue el francés, incansable, el que robó una pelota en el centro del campo y se lio a correr, a correr, a avanzar y a esperar, hasta que con un pase exquisito encontró a Iborra, que con un sutil toque y con un ojo en el línea y otro en la portería hizo un segundo gol sevillista de un valor incalculable.
El conjunto nervionense, con esa magnífica ventaja, agotó con inteligencia y madurez el partido ante un Athletic disminuido, tocado, venido a menos, que hizo amagos sin pegar y temiendo que incluso pudiera caer un tercero.
Y así se fue el Sevilla de San Mamés, con una buena ventaja y con semblante serio, atemorizante, porque cuando llega abril, cuando llega mayo, aparece el campeón.
Estoy contigo compañero ,David Soria ¡ YA ! Ke porterazo madre,ke seguridad ,ke reflejos ,ke salidas tanto por arriba como por abajo. Ponganlo ya de portero titular ,Sergio Rico es un buen portero pero Soria es un porterazo y ya no solo en este ,en todos los ke ha jugado. Sale con voz de mando y autoridad . Pd : donde andan los del león ,pos les hemos pasado por encima con nuestro audi de campeon al seat JAJAJAJAJA y ahora a por ellos en el mágico Nervion. VAMOS MI SEVILLA ,VAMOS CAMPEON.
david soria portero en liga y uefa YAAAAAAAA. porterazo, sergio rico tiene que aprender a salir y no quedarse debajo de la porteria. como david coja la porteria no se la quita nadie.
!!v.vaya tela el servilleta que lo a comprao la uefa y el arbitro le dio la victoria,le he pegado a mi hijo por decir viva campeon sevilla y a mi mujer le he dado con la salten en los osicos,maldita sea,estoy en paro y para colmo sin tabaco....