Una victoria por la mínima, un esfuerzo mínimo y un brillo mínimo. El Sevilla llegó a Málaga en un día feo, se presentó ante el vecino, marcó en la única acción meritoria de la tarde y se marchó. Y poco más. Lo mejor fue el resultado y que, por primera vez, Montella se atrevió a rotar con resultados positivos, al menos en el marcador. Que empiece el italiano a contar con más jugadores, que el equipo nervionense haya vuelto a sumar de tres en tres, y que de paso reduce la desventaja con el Valencia a 8 puntos, son las mejores noticias de la tarde.
El Sevilla completó un partido bastante discreto, siendo suaves. Tuvo una sola buena acción ofensiva, que acabó en gol, y luego se sostuvo gracias a una defensa firme, en la que destacó bastante Lenglet. Es cierto que el ataque malaguista fue rudimentario, que Sergio Rico apenas tuvo que intervenir, pero al fin y al cabo, teniendo en cuenta la defensa que saltaba en La Rosaleda, no fue mala notica el marcador a cero.
La alineación del Sevilla era enteramente de circunstancias. La defensa casi daba grima verla por la baja a última hora de Mercado que cambiaba casi por completo la zaga. Layún, Kjaer, que volvía tras más de un mes, y Arana, que debutaba, otorgaban mucha incertidumbre a esa zona del campo sevillista. Y lo cierto es que las primeras acciones no la disiparon, más bien al contrario, porque el danés llegó tarde a un par de acciones por alto y el mexicano se cargó pronto con una amarilla de forma absurda.
El Sevilla completó un partido realmente discreto, pero al menos logró salir airoso en el marcador con una defensa realmente de circunstancias y que de inicio arrojaba muchas dudas
En todo caso, más allá de las dudas propias, es que en el rival no es que hubiera un mar de dudas, había un océano. Atrás el Málaga era un flan, en las acciones a balón parado una gelatina, y arriba solo encontraba el peligro a través del Chory, y tampoco es que fuera demasiado atrevido. Era más por las facilidades que pudiera dar el Sevilla por ese flanco derecho.
Afortunadamente, el Sevilla encontró el gol pronto, en un rechace que Nolito convirtió en oro puro que pulió Correa. El sanlunqueño, que salió titular en el lugar de Vázquez, por el centro, asistió de cuchara a Correa, que definió en esta ocasión a la perfección para poner por delante al conjunto nervionense apenas pasados los 10 minutos.
A partir de ahí, el conjunto de Montella, que tampoco es que anduviera sobrado de confianza y que sabía que presentaba un once cogido con alfileres, se echó atrás, dio la pelota al Málaga con la intención de salir a la contra y crear peligro. Aunque tampoco es que lo lograra. Nolito entendió bien cuál debía ser su posición, entre Iturra y los centrales, pero luego su ejecución en las acciones dejaba mucho que desear. Ben Yedder también entendió bien que con el primer toque y la rapidez se podía desarbolar a la defensa del Málaga, pero no entendió que sus apoyos debían tener continuidad en sus desmarques, casi siempre la daba y se quedaba clavado. Correa apareció en contadas ocasiones y Arana, que estuvo correcto, se sumó poco al ataque.
El Sevilla pudo lograr una ventaja más amplia si el colegiado, Del Cerro Grande, no anula un tanto legal a Ben Yedder o señala la claro mano de Rosales
El caso es que el Sevilla mantenía con cierta comodidad su ventaja, aunque bien pudo menguarla, en un posible penalti de Correa a Success, que luego fue sustituido, o aumentarla, en un gol de Ben Yedder tras un córner en el que el árbitro se inventó un fuera de juego. Luego, ya tras el descanso, perdonaría una clara mano de Rosales.
El equipo nervionense, con ventaja en el marcador, no tuvo nunca una ventaja tan cómoda en el campo. Sobre todo porque el Málaga, aunque con pocos argumentos, empezó a subirse a las barbas del Sevilla. A través de Rolan principalmente. Tras el descanso, el uruguayo fue la referencia malaguista, y por la banda izquierda del ataque local, a la que acudió para hacer daño y aprovechar la amarilla de Layún, hizo daño el charrúa. Por ahí llegaron algunas penetraciones y sobre todo saques de esquina. Varios, muchos.
En la segunda parte, el Sevilla se sostuvo a través de su defensa, porque en ataque fue absolutamente inoperante, y como ejemplo llegó la jugada final del Mudo Vázquez, que en lugar de 'matar' se la 'cedió' a Roberto
El balón parado era el argumento malagueño para inquietar al Sevilla, que mientras tanto perdía la pelota con demasiada comodidad y sobre todo la movía con poco sentido. En esa faceta se echó de menos a Nzonzi en el mediocampo, aunque Pizarro se empleara en facetas defensivas de forma prolija. Él, Kjaer, mejor en la segunda mitad, y Lenglet fueron los encargados de que el ímpetu malagueño no fuera a más. Porque estaba claro que el partido se iba a sostener en la defensa, porque no se iba a matar en el ataque. Lo dejaron claro los centrales y lo dejaban claro Nolito, Ben Yedder, luego Sandro, y sobre todo Vázquez, que en vez de marcar el 0-2 decidió darle un toquecito a Roberto.
El Sevilla, en una tarde gris, en una rápida visita a La Rosaleda, se llevó los tres puntos y se contentó con un triunfo mínimo y poco brillante. A efectos prácticos, es válido, y a efectos colectivos, también, porque empiezan a participar más jugadores. Pero a efectos futbolísticos el Sevilla se va de La Rosaleda exactamente en el mismo punto en el que llegó, y debería crecer si quiere hacer algo esta temporada con todo lo que queda por delante.
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