Otro ridículo, máxima preocupación
El Sevilla FC sigue su deriva liguera hacia ninguna parte. Y ninguna parte significa estar fuera de Europa la próxima temporada, ese continente en el que se mueve como pez en el agua y ha dado tantas alegrías a los suyos. Se ve negro el futuro de este modo: hegemonía perdida en la ciudad, lunes de invierno por la noche en Nervión, bajón de ingresos y prestigio, peores jugadores… Una catástrofe evidenciada con un partido ante el Celta en el que mostró con claridad absolutamente todos los defectos que le han lastrado esta temporada y que le han relegado a una mediocridad inconcebible.
Para los que recriminan a Montella que no haga rotaciones, en Vigo las hizo soñando quizás con la improbable remontada en Múnich, aunque la sensación es que con ese once era imposible ganar en Balaídos. Así fue. Siguió David Soria en la portería, Carriço volvía a jugar siete meses después –fue de los mejores- y Arana y Layún eran los laterales. Para colmo de males en defensa, Kjaer duró poco más de media hora y difícilmente volverá a jugar esta temporada, lesionándose en la desafortunada jugada del primer gol y teniendo que dejar su sitio a un Lenglet que por primera vez en meses descansaba. Más adelante las cosas tampoco pintaban mejor, pues Correa se lesionó en el calentamiento y dejó su lugar a Sandro que fue quizás el mejor del equipo, sin parecerse ni de lejos al que deslumbró en el Málaga, lo que es prueba del nivelito. Lo cierto es que si el Sevilla es poco fiable sin rotar, al hacerlo se convierte en algo que en nada se parece a un equipo de fútbol.
En el primer acto se evidenció que el doble pivote no funciona, especialmente porque Pizarro con el balón es inoperante, y que Banega no es mediapunta, aunque lo cierto es que el argentino estuvo tan mal que difícilmente hubiera mejorado su rendimiento jugando en su sitio. A veces bajaba a por la pelota y Sarabia se metía por dentro, pero no daba resultado. De hecho, las ocasiones más claras de los sevillistas llegaban gracias a errores de la débil defensa gallega, a la que no fue capaz de hincarle el diente por méritos propios, pero en todas Sergio Álvarez le ganó la partida a los atacantes de rojo. Tuvo dos clarísimas Sandro y otra Banega, pero sus disparos al muñeco son la evidencia de que a este Sevilla le falta gol por todos lados, y así es casi imposible mantenerse en la élite.
Le falta gol, sí, pero en la portería contraria. El equipo nervionense se ha convertido en el número uno haciéndose goles en propia puerta, y en Balaídos sumó uno más –o dos- a los dos que el pasado martes le condenaron en la Liga de Campeones. Centró Jonny a Wass, que estaba en fuera de juego, pero Kjaer intentó batir a Soria. Reaccionó el madrileño, pero Arana le remató golpeando la pelota con el estómago. Ver para creer. El Sevilla, otra vez, había sido algo mejor que un muy pobre Celta, pero se veía detrás en el marcador. Y pudo ser peor, pues Soria sacó a bocajarro un remate dificilísimo de Iago Aspas poco después.
Empezó igual la segunda parte, marrando Ben Yedder una clarísima ocasión disparando al muñeco. Y en esas, Iago Aspas ahondó en una herida que dura ya varios años. El de Moñoa fue desaprovechado en Nervión y en Vigo demuestra que es el mejor delantero español del momento. Recibió un regalo tras un error de Sarabia, sorteó a la defensa y la cruzó imparable. Goleador top. Lo que necesita el Sevilla como el comer. Lo que le condena partido tras partido. Duele que sea un ex el que le machaque.
Otro regalo tres minutos después sentenció el partido y evidenció el ridículo, otro más, de este Sevilla tan malísimo en Liga de Vincenzo Montella. David Soria salió a por uvas y Aspas, sin portero, hizo el tercero. Naufragio en tres minutos y Europa empieza a parecer una quimera, y más habiendo perdido el golaveraje con otro de sus rivales. En el 78’ cayó el cuarto, y no se sabe si es más doloroso que haya sido el hat-trick de Aspas o el doblete en propia puerta de Arana, aunque en todo caso la colaboración del brasileño fue clave para batir a Soria, que salvó la manita un minuto después.
Cuando no son los delanteros es el portero el que yerra, y en muchos partidos son incluso los dos, y si además los defensas se entretienen en colaborar con los goleadores rivales pues apaga y vámonos. Las dos puntas de un sistema y de un equipo, claves en el fútbol, son el grandísimo debe de este Sevilla que se derrumba por los pilares y al que se le puede poner en chino entrar en Europa. Urge cambiar y cada vez quedan menos cosas por cambiar. A día de hoy, solo un zarpazo en la final de Copa podría salvar la temporada –o un milagro en Múnich-, y lo cierto es que de este equipo que se arrastra por los campos de España poco cabe esperar dentro de dos semanas.
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No entiendo cómo puede seguir Montella de entrenador. Yo lo mandaba a la Venta ya... Y ponía a Caparrós. Por lo menos cojones no nos iba a faltar....
Con un inútil como presidente, un pelota de director deportiva y un pésimoentrenador, el Sevilla fc, va a la ruina. Accionistas, o echáis a Castro o vamos al ko. Del Nido, echa a esta caterva de inútiles