Una vez más en una final. Otra más, la decimoséptima desde que en 2005 El Arrebato compusiera el Himno del Centenario del Sevilla FC, una pieza que ha sonado en partidos decisivos en lugares tan variopintos como Eindhoven, Varsovia o Basilea, y que este sábado también se entonó en el flamante estadio Wanda Metropolitano aunque en circunstancias muy distintas.
Como es liturgia en cada final sevillista, antes de que los equipos saltaran al campo la hinchada nervionense ha entonado su cántico más universal, mundialmente conocido, aunque quedó interrumpido por la megafonía, que puso el Himno Nacional a un volumen bastante alto.
En todo caso, el himno tuvo su momento, y esta vez fue el más insospechado. Con el partido perdido, ya con 0-4, el pleno de la afición sevillista comenzó a interpretar su emblema musical. Entre estrofa y estrofa, Lenglet cometió un penalti que convirtió Coutinho, pero eso no fue óbice para que la pieza que compusiera Javier Labandón llegara a su final.
Con las bufandas sobre la cabeza y la admiración de la afición blaugrana, que grababa con sus móviles la ‘performance’ nervionense, la pieza musical que compusiera El Arrebato ha puesto su pica en la nueva casa del Atlético de Madrid en su primera final.