El Sevilla suele vivir días muy importantes cuando llega mayo y celebra aniversarios día sí y día también. Gracias a su espectacular palmarés de la última década, la entidad de Nervión recuerda con orgullo y alegría sus títulos europeos, como el de la final de Glasgow, de la que este miércoles se cumplen 11 años.
Aquella noche, la segunda final seguida del Sevilla, y con el Espanyol como rival, el equipo dirigido por entonces por Juande Ramos volvía a levantar el trofeo de campeón. Una final muy sufrida, unos penaltis de infarto y Andrés Palop como protagonista. El portero, que ya había marcado un gol en ese mismo torneo, decisivo para ir a la prórroga en Donestk, se convirtió en el héroe. Esa mano a Torrejón quedó grabada en la memoria de los sevillistas.
Fue un partido muy bonito y competido. Con golpes por ambos lados. Adriano firmó una carrera antológica tras un gran pase de Palop para abrir el marcador. Pero Riera respondió con un golazo. El Espanyol se quedó con diez a los 70 minutos por una expulsión de Moisés Hurtado pero el partido llegó a la prórroga. Kanouté llevó la alegría a la hinchada sevillista y Jónatas mandó el choque a la tanda de penaltis.
Y en los penaltis, el Sevilla se proclamó campeón. Por segundo año consecutivo, otra vez con Juande. Otra vez el Sevilla campeón. 11 años después no hay un sevillista que haya olvidado aquella noche mágica en Glasgow.