Este domingo se cumplen once años del peor día en la historia reciente del Sevilla FC. El corazón de Antonio Puerta se paraba definitivamente y su figura se convertía en leyenda del sevillismo para siempre.
Apenas un año y unos meses después de llevar al Sevilla a su primera final continental, Puerta se marchó dejando rota a una ciudad que lloró unida su pérdida. Desde entonces, no hay minuto 16 en el que el Sánchez-Pizjuán no recuerde su nombre con la misma alegría que desbordaba, dentro y fuera de los terrenos de juego.
Once años después, el Sevilla ha podido brindarle cuatro títulos a su eterno canterano, uno de Copa del Rey y tres de Liga Europa. Con él en la plantilla ganó dos Copa de la UEFA, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y otra de España, iniciando con su inolvidable gol al Schalke 04 la etapa más dorada de la historia de la entidad nervionense.
Y es que por mucho que pase el tiempo, cada gol, cada victoria y cada título servirá para rendir homenaje a la Zurda de Diamantes que cambió la vida de todos los sevillistas.
Además, desde hace un par de años ya es parte inseparable del estadio Sánchez-Pizjuán, donde soñaba con jugar y donde se dejó la vida. Su silueta preside la grada de Fondo, sobre la puerta 16, muy cerca de donde vivía. Puerta y su legado, siempre en el recuerdo.