La mala racha de Gonalons
Tras la venta de Steven Nzonzi a la Roma, la dirección deportiva del Sevilla FC decidió pescar a su sustituto precisamente en el mismo club italiano, trayéndose en calidad de cedido a Maxime Gonalons, viejo objetivo sevillista.
El francés comenzó deslumbrando y prácticamente todos sus minutos sobre el césped desde que arribó al equipo hispalense han sido buenos, especialmente su partido en la vuelta ante el Sigma Olomouc.
Pero la desgracia le sobrevino este jueves, cuando unas pruebas revelaron que tenía una fractura en la cabeza el peroné producto de un golpe en un entrenamiento, lo que le mantendrá aproximadamente un par de meses alejado de los terrenos de juego.
Para Gonalons no es lo habitual estar lesionado. O no lo era hasta que abandonó el club de su vida, el Olympique de Lyon, donde sus bajas por problemas físicos han sido mínimos en su carrera.
Apenas se reporta un par de ausencias mínimas en su larga etapa en el club francés, pero ya en la Roma el año pasado el centrocampista vivió su primera lesión de larga duración. Una rotura en el gemelo le mantuvo fuera de los terrenos de juego entre enero y marzo de este año, aunque a partir de ahí volvió a ser una opción recurrente para Di Francesco.
Precisamente a Gonalons se le puede calificar incluso como un luchador. Cuando era juvenil en Lyon, se le diagnosticó una infección en el pie izquierdo, que se fue extendiendo hasta llegar al pubis. Los médicos no encontraban otra salida que la amputación, pero el futbolista se sometió a un tratamiento estoico y exhaustivo y 15 meses después estaba cumpliendo su sueño debutando en el fútbol profesional el 25 de agosto de 2009, en un partido del play off de la Liga de Campeones ante el Anderlecht.
En resumen, en sus ocho primeros años de carrera Gonalons no sufrió ninguna lesión relevante, pero tras marcharse del OL ha vivido en sus carnes ya dos distintas. Una muscular con la Roma y otra ósea con el Sevilla.