El Sevilla FC ha puesto fin a su racha triunfal en Krasnodar, con una derrota en el teórico partido más difícil de su grupo en la Europa League. Una derrota merecida, pues a medio gas y con una segunda unidad que en estos momentos está a años luz de los titulares, es prácticamente imposible ganar a ningún rival de nivel.
El Krasnodar lo era. No hay que subestimar al segundo de la pujante Premier League rusa y Machín lo hizo. Salió con un plan y sometió a un Sevilla de medio pelo en varias fases del partido con una presión muy alta, y cuando parecía desesperar al verse por detrás en el marcador, se encontró con dos merecidos goles y una victoria ganada a pulso ante un equipo que no demostró ser el favorito del grupo, ni haber llegado al partido inmerso en una racha de resultados envidiable.
Pablo Machín optó por rotar a casi medio equipo después de cuatro partidos sobresalientes. Esto, evidentemente, lo acusó el Sevilla, pues a día de hoy la diferencia entre los teóricos titulares y la segunda unidad es sideral.
Los visitantes tuvieron problemas en casi todas las líneas durante casi los 90 minutos. La presión alta de los rusos puso en muchos aprietos a la defensa, eso sazonado con pérdidas absurdas en el centro del campo, bastante inoperancia arriba y alguna decisión controvertida de un mal colegiado sueco. El partido parecía irse decantando poco a poco en favor de los rusos. Claesson nada más empezar y dos largueros casi consecutivos de Mamaev y Kaboré metieron el miedo en el cuerpo sevillista.
Casi los únicos que se salvaban eran los laterales, especialmente Arana, que sigue creciendo tras cada partido, y los centrales se fajaban decentemente ante las oleadas del Krasnodar. Sin embargo, ninguno de los de arriba llevaba sensación de peligro, especialmente un Muriel que una vez más se equivocaba en casi todas sus acciones. ¿Por qué no fue con la cabeza al centro de Arana?
Pero en partidos así, y con un Sevilla en estado de gracia enfrente, la mejor noticia era que los minutos pasaban y el gol del rival no llegaba… así que llegó el sevillista. Nolito encontró premio a su compromiso, que no a su acierto, rematando una jugada ensayada que tocó en Kaboré de forma fundamental. Había funcionado la pizarra de Machín cuando el resto de las piezas del juego renqueaban.
El Sevilla parecía salir tras el descanso con la intención de controlar más el juego, pero fue un espejismo. Primero Sergi Gómez cometió un penalti de libro que el árbitro no vio, y después Claesson erró dos clarísimas, con otro tiro al larguero, el tercero, incluido.
Tras ese arreón, el Krasnodar parecía ver muy lejos el empate y bajó una velocidad. Entonces el Sevilla empezó a sentirse más a gusto, demasiado, sin crear un peligro claro. Pero cuando el partido parecía haberse calmado y puesto en franquicia para los hispalenses, Pereyra empató en una buena jugada colectiva y, ciertamente, hacía justicia en el marcador.
Machín había visto cerca una victoria que allanaba casi de forma definitiva la andadura europea, así que tiró de los buenos para los últimos 20 minutos. El partido cambió, pero no de la forma que esperaba el soriano. Lo cierto es que el Sevilla jugaba mejor ahora, con las entradas de indiscutibles como André Silva, Ben Yedder y Franco Vázquez. El argentino especialmente daba aplomo al equipo, que mejoraba sin Muriel, Nolito y Promes en el césped.
Con André Silva, Franco Vázquez y Ben Yedder, que entraron por Muriel, Nolito y Promes, el equipo mejoró, pero llegó el tanto de una victoria merecida para el Krasnodar.
Sin embargo, el guion del partido estaba escrito y cuando mejor parecía que estaba el Sevilla y más cerca esa ocasión que le diera la victoria, otro recién ingresado, Okriashvili, se marcó uno de los goles de la temporada y con una tijera hacía el tanto de la victoria del Krasnodar mientras Vaclik, bombardeado, no podía hacer nada.
El Sevilla acusó el golpe y apenas tuvo reacción en los seis minutos que restaron hasta el final. Su canto del cisne fue un acercamiento sobre la bocina al que no llegó Ben Yedder. En un rato, pasó de tener cerca unos tres puntos que le hacían ver de color de rosa el resto de la fase de grupos a verse de nuevo metido en el charco de la pelea. Eso sí, los dos próximos partidos serán ante el Akhisaspor, el teórico rival más débil del grupo, y dos victorias le pondrían casi seguro en los dieciseisavos. Que sirva de toque de atención.
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mala cosa si Machin empieza a ir de sobrado, los Muriel, Gagnon, Molitor y cía no valen ni para segunda, son goles que le han colado al Sevilla y cuanto antes se acepte que no valen para nada, mejor nos irá. Derrota a apuntar a entrenador dirección deportiva y presidente inútil.