Ben Yedder es de esos futbolistas. De esos futbolistas capaces de cambiar dinámicas, de cambiar partidos, de dar ese toquecito, de hacer explotar el Ramón Sánchez Pizjuán. Salió tras el descanso y dinamizó un encuentro complicado, difícil, ante un rival de entidad, como este Espanyol, que por méritos propios llegaba segundo a Nervión. Es de esos futbolistas.
La victoria del Sevilla ante el Espanyol este domingo es de esas victorias... de esas que valen por dos o por tres, por lo que significan, por lo que representan. Porque el Sevilla logró remontar un partido complicado, muy complicado. Porque logró vencer a un equipo que llegaba en un gran momento y que se mostró muy competitivo. Y porque logró ganar el Sevilla remontando el encuentro, pues empezó ganando el Espanyol en la primera mitad. Es de esas victorias.
El Sevilla y el Espanyol llegaban a este partido como tercero y segundo, respectivamente, entre otras cosas porque los dos equipos se están mostrando ambiciosos, los dos equipos tienen ritmo y los dos equipos son peligrosos. Y de todo un poco tuvo el partido de este domingo, de buen nivel y de alto ritmo. Se decidió al final, con un golazo de Ben Yedder, por el pase de Banega y por el toque de sutileza del delantero francés, que la picó lo justo, con calidad, para batir a un Diego López que se estaba mostrando casi infranquable.
Hasta entonces, hasta ese gol de Ben Yedder, el partido fue de ida y vuelta, fue desgobernando, alocado por momentos. Los dos equipos buscaron las porterías contrarias con ahínco y con descaro, y en ambos equipos los jugadores se mostraban fuertes física y técnicamente. Era un encuentro de poder a poder que el Espanyol empezó por delante en el primer tiempo, con un gol de Borja Iglesias que coronaba el esfuerzo del equipo periquito. No lo encontró sin embargo el Sevilla, que tuvo bastantes oportunidades en la mano de Sarabia, André Silva... pero no de Promes, por cierto, que sigue pasando desapercibido en cada partido. Tuvo el holandés su oportunidad en la versión A, la de los titulares, y tampoco brilló, se encuentra sin confianza y la contagia a unos compañeros que casi ni le buscan. El caso es que el Sevilla anduvo algo irregular, pues a Banega le costaba controlar el centro del campo, Darder era un digno oponente y casi todas las acciones pasaban por alto la medular. Así había ataques aquí y allá, sin demasiado control pero con el acierto en el marcador por parte del equipo de Rubi.
Machín tocó en el descanso lo que debía. André Silva y Ben Yedder llegaron apurados al partido por las lesiones, pero en cuanto pudo sacó al francés al campo por un inadvertido Promes. Con el galo el Sevilla empezó a tener algo más de posesión y menos vértigo en ataque, y seguían llegando además las ocasiones, aunque no tantas claras.
Fue en una jugada a balón parado, casi cuando peor estaba el Sevilla y más controlaba el encuentro el Espanyol, cuando Mercado aprovechó la siesta conjunta de Diego López y Granero. El argentino llegó a por todas e igualó el partido.
Un partido que podía suponer que virara hacia el Sevilla, pues se esperaba el arreón local, pero se hizo esperar. Porque de por medio el Espanyol demostró entidad, jugó y tuvo ocasiones. Sufrían los dos equipos, el encuentro estaba más en las áreas que en otro lugar pero en ese momento es cuando aparecen los grandes, los mejores. Apareció Banega para dar una asistencia de libro y Ben Yedder para tocarla como los ángeles, sutil, y remontar el encuentro. Si tú me dices Ben... el gol llega.
Una de esas victorias, que llega cuando todos los rivales de LaLiga Santander, los que se consideran rivales del Sevilla en la competición, habían ganado, cuando el partido se complicaba y cuando el rival se mostraba robusto. Una de esas victorias importantes en LaLiga Santander que deja al Sevilla, en nuevo parón, como segundo clasificado, ahí es nada. Pasan las jornadas y el equipo nervionense sigue arriba, y a un punto del Barça.
TODOS QUEREMOS QUE MARQUE BEN YEDDER, COLIDERES