Pablo Blanco, excapitán del Sevilla, director de su cantera y el segundo jugador con más partidos (415) en la historia sevillista, recibió emocionado este jueves el 'XI Dorsal de Leyenda', máximo galardón de la entidad a sus futbolistas históricos, por medio siglo de dedicación al único club de su vida.
Pablo José Blanco Blanco, que el próximo mes cumplirá 67 años, fue distinguido como un símbolo de la fidelidad a unos colores y un referente de los escalafones inferiores del Sevilla, ejemplo de "la garra, la bravura, la casta y el coraje" que identifican al club, como afirmó en un acto multitudinario su presidente, José Castro.
Blanco, "sevillano, sevillista y macareno", ejemplifica la entrega y lealtad a un único club en toda su carrera, un valor hoy inusual que resaltó el presidente del Athletic, Josu Urrutia, como invitado por dirigir un club abanderado del valor de la cantera.
Llegó a Nervión de juvenil en la campaña 1967-68, desde el Don Bosco de los Salesianos de la Trinidad, jugó trece años en el primer equipo (1972-1984) y lleva 34 al frente de sus escalafones inferiores y descubriendo nuevos talentos.
El polivalente exfutbolista destacaba por su pundonor y férreos marcajes, y siempre se encargaba de 'secar' a la figura rival, como Cruyff, Kempes, Leivinha o Cardeñosa, recordaron sus compañeros.
Estuvo arropado por familiares, amigos y exsevillistas como Lora, Eloy, Gallego, Paco, Yiyi, Álvarez, Sanjosé, Acosta, Juan Carlos, Francisco, Nando, Pintinho o Rafa Paz, así como por el técnico Pablo Machín o los capitanes Jesús Navas, Escudero, Carriço y Banega.
Emocionado y entre lágrimas por los elogios de sus hijos y compañeros, se reencontró por sorpresa con el argentino Daniel Ricardo Bertoni, un ídolo del sevillismo en aquella época, y recibió el cariño del alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y de exbéticos como Demetrio, Julio Cardeñosa, García Soriano, Biosca o Bizcocho.
Cardeñosa le entregó una placa de la Asociación de Veteranos del Real Betis, destacó su gran trabajo con la cantera y dijo que "el fútbol nos dio un rival y la vida nos ha dado a un amigo".
El presidente de la Real Federación Andaluza de Fútbol, Eduardo Herrera, le impuso la Medalla de Oro del fútbol andaluz y Urrutia le regaló la estatuilla de un león y resaltó que "la gente del Athletic, cuando valoran estas fidelidades y lealtades" durante toda una trayectoria, se siente "también premiada como club".
Al homenajeado también lo felicitaron en sendos mensajes dos de sus rivales, el argentino Mario Kempes y el brasileño Joao Leivinha, y los tres canteranos sevillistas campeones del mundo con España: Navas -que le arrebató la pasada campaña el récord de jugador con más partidos en el Sevilla-, Carlos Marchena y Sergio Ramos.
Su presidente, José Castro, subrayó, por su parte, que Blanco llegó al club "en octubre de 1968 y, medio siglo después, es santo y seña del sevillismo, es el Sevilla Fútbol Club, con esta distinción se le sitúa en el lugar que merece, junto a los más grandes".
"Pablo es nuestro escudo. Hoy se le reconoce su entrega durante cinco décadas al club y su sacrificio y pundonor defendiendo los colores del Sevilla", dijo el presidente, tras lo que Blanco mostró su gratitud y su "alegría tremenda, imposible de medir".
También bromeó sobre el "sambenito" que le persiguió de ser un jugador duro. "Yo no daba patadas, entraba fuerte y nada más; yo me quedaba quieto ante las figuras a las que marcaba, y ellos se tropezaban conmigo en una época en la que teníamos un equipo con enjundia, carácter, casta y corazón, aunque no tuvimos la suerte de tener los títulos del de ahora", aseveró.
Blanco es el undécimo sevillista distinguido con el Dorsal de Leyenda, que ya recibieron Juan Arza, José María Busto; Marcelo Campanal; el paraguayo Ignacio Achucarro; Antonio Valero; Paco Gallego; Enrique Lora; Curro Sanjosé; Antonio Álvarez; y Enrique Montero.