Caparrós, de la despedida al regreso 320 días después
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El 19 de mayo de 2018, en la jornada 38 de LaLiga, Joaquín Caparrós vivía uno de los momentos más emotivos como entrenador del Sevilla FC. Tras rescatar al equipo y meterlo en Europa, la afición le despedía con todos los honores en el que, a priori, había sido su último partido dirigiendo la nave del equipo blanquirrojo.
El rival aquel día fue el Deportivo Alavés, al que Abelardo había cambiado la cara y de estar casi desahuciado a mitad de temporada acabó LaLiga en un cómodo decimocuarto puesto a 18 puntos del descenso.
Tras el pitido final, el agradecimiento a Caparrós fue unánime, que logró enderezar el rumbo blanquirrojo con tres victorias y un empate en los últimos cuatro partidos tras sustituir a Vincenzo Montella. El Sevilla vencía al Alavés con gol de Ben Yedder, el técnico alcanzaba los 499 partidos en Primera División y se marchaba de Nervión empapado, por el agua y por las muestras de cariño de su afición.
Ahora al utrerano le toca desempeñar el mismo papel, aunque en este caso con más jornadas por delante y con un objetivo de más enjundia. Caparrós va a ser el entrenador del Sevilla en las últimas once jornadas, en las que su objetivo es meterse entre los cuatro primeros. Eso sí, le ha tocado sustituir a Pablo Machín, el entrenador en el que él mismo confió cuando se hizo cargo del puesto de director de fútbol de la entidad, justo tras el final de LaLiga.
A Caparrós, por cierto, no le va nada mal jugando contra el Alavés. Siendo entrenador del Sevilla ha disputado cinco partidos ante los vitorianos, con cuatro victorias y una sola derrota. Peor le fue en su etapa en el Deportivo de La Coruña, con el que perdió los dos duelos que dirimió ante los babazorros.
Ahora, justo 320 días después vuelve el Alavés a Nervión. De nuevo se miden Abelardo y Caparrós en los banquillos, pero esta vez los vitorianos vienen siendo un rival directo y al veterano entrenador de Utrera le quedan aún ocho partidos más por delante. Eso sí, esta vez el partido es funamental, no como el del año pasado en el que todo el pescado ya estaba vendido.