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'France Football' sitúa a Rudi García en la lista de Monchi

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ElDesmarque

El Sevilla FC ha anunciado que Joaquín Caparrós no iba a ser el entrenador del primer equipo la próxima temporada en el mediodía de este miércoles, y apenas unos minutos después Rudi García anunciaba de su propia palabra que tras la disputa de la última jornada de la Ligue 1 dejará de ser el entrenador del Olympique de Marsella.

Evidentemente, y teniendo en cuenta que ha estado siempre muy bien mirado por Monchi, muchos aficionados han atado cabos y han puesto al técnico francés entre los futuribles para ocupar el banquillo local del Ramón Sánchez-Pizjuán.

Pues bien, la prestigiosa revista France Football ha afirmado horas después que Rudi García está en la agenda del director deportivo de San Fernando junto a otros entrenadores, aunque el citado medio habla de una “breve lista”.

Rudi García, en su etapa en el Lille.

Rudi García siempre ha sido un objetivo de Monchi, y ya lo tanteó cuando Unai Emery dejó el Sevilla. Sus caminos se cruzaron en Roma, ya que el entrenador fue destituido en enero de 2016, aunque su contrato continuó hasta octubre, llegando el director deportivo a la capital italiana medio año después.

El Marsella acaba su participación en la liga francesa este viernes, midiéndose al Montpellier a las 21.05. A partir de entonces, Rudi García dejará de ser su entrenador.

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  1. santiago

    perfecta y realista opinion,en verdad se ajusta a la realidad de este gran equipo,con una trayectoria envidiable en este siglo 21,pero con sus muchas luces y algunas sombras como cualquier equipo. un periodista que se le ve mucho el plumero y que tiene poca objetividad en esta ciudad en mi opinion y sin animo de ofender es florencio ordoñez.Lo magnifica todo en positivo para el betis y lo que hace el sevilla es poco menos que vulgar. un abrazo a todos los sevillistas y un saludo a los profesionales objetivos.

  2. Mjdg

    Ummmm....el tragabollos de Utrera no estará por ahí? Me dá que el "manquepierda" de los vecinos se lo han endosado a algunos "neo sevillístas".....mal vamos si se hacen una parte importante del aficionado blanco. Viva el Sevilla FC, siempre, los tragabollos puntuales, los "profesionales sevillístas" y tanto y tanto inútil y vividores que hay ahora en mi club, hay que criticarlos e intentar expulsarlos de nuestro gran club, animar cuando toca, pero pitar cuando es necesario, siendo estoúltimo más útil para el club que tanto babeo .....

  3. Ratón colorao

    Vivimos en tiempos convulsos, en una época donde el periodismo milita pero no denuncia, opina pero no informa y debate pero no explica. Nada nuevo bajo el sol, son los tiempos del todo o nada, de la dictadura de la audiencia y de decirle al público lo que quiere escuchar. Son tiempos ideales para contarles todo aquello que ustedes quieran oír, con tal de que no cambien de canal y no dejen de consumir un producto exprés, a veces basura y con un código ético de geometría variable. Si un equipo gana, se le lava los pies con agua de rosas. Si pierde, se le cubre de porquería. Una práctica que, multiplicada por el potente altavoz de las empresas de comunicación, está provocando un efecto contagio entre la masa, los clubes, los vestuarios y lo peor, entre las aficiones. Sólo así se entiende que ahora mismo haya seguidores del Barça que sientan que no haber ganado esta Champions es un fracaso, aunque lleven años arrasando la escena nacional como una apisonadora, como si ir de doblete en doblete fuera una indignidad. O que haya seguidores del Madrid que crean que haber caído en octavos después de haber ganado tres Champions seguidas, da para enterrarse en cal viva, como si la Champions se pudiera ganar siempre, cada año y de manera continuada. O que existan seguidores del Atleti que consideren un fracaso ser segundos de la Liga cuando el club apenas lo había conseguido en nueve ocasiones en más de cien años. Conviene detenerse en el Sevilla Fútbol Club. Desde hace años, existe una corriente de información y opinión – teledirigida o no, a gusto del consumidor-, que considera que todo lo que hace el club es un rotundo fracaso. Atrapados en un bucle de constante hipérbole, algunos sevillistas consideran que no entrar en Champions este curso es un fracaso. Es cierto que el corazón tiene razones que la razón no entiende, de acuerdo. La pasión nunca debe faltar, cierto. Y la exigencia siempre debe estar presente en cualquier club grande y el Sevilla, por descontado, lo es. Correcto. Eso sí, considerar un fracaso no disputar la próxima Champions sin tener en cuenta que durante las últimas 16 temporadas este club ha estado 15 en competición europea es tan desmedido como cruel. ¿Alguien esperaba que durante tres lustros el Sevilla, que no es el Barcelona, ni el Madrid, ni el Atleti, fuera inmune a sufrir una temporada no tan brillante como las anteriores? ¿De verdad, más allá de la comprensible pasión por unos colores, algún sevillista cree que un esfuerzo económico constante y una política deportiva brillante garantizan que durante 15 años todo sea de color rosa? Si es así, si alguien cree que en esta jungla llamada fútbol el camino del Sevilla FC -que está viviendo los mejores años de su historia y está consiguiendo gestas con las que no soñaba ni el más optimista de los sevillistas – tendría que ser siempre el de alcanzar los objetivos marcados y conquistar títulos, es que definitivamente está confundiendo el culo con las témporas. No se trata de pontificar aquí sobre qué es el Sevilla, que persigue, merece o se exige. Tampoco de repartir carnés de buenos y malos hinchas sevillistas. Eso, en otra ventanilla. De lo que sí se trata es de tener memoria, respeto y sentido común que, en fútbol, suele ser el menos común de los sentidos. ¿Autocrítica? Toda. ¿Qué hay cosas por mejorar y algunas se han hecho mal? Es una obviedad. Como lo es que el Sevilla, un club modélico en múltiples facetas, puede mirar a sus críticos a los ojos, porque no sólo no se esconde, sino que se presta a una exigencia desmedida. No necesita una prensa amable, sino una que le reclame mejorar en todo aquello susceptible de poder hacerlo. Eso sí, cuando la crítica se aleja de lo constructivo, cuando el fin justifica los medios y cuando algunas opiniones teledirigidas que caben en un sobre sólo buscan lastimar, no hay caso. El club puede y debe tener enemigos, es lícito. Como gente favorable a la anterior gestión y contraria a la actual. Eso sí, toda crítica tiene un límite. El de los hechos. Conviene detenerse en ellos, analizarlos y tener una cierta perspectiva de dónde se estaba y dónde se está, de dónde se venía y hacia dónde se va. No existe ni un solo empleado del club, desde el presidente hasta el utilero, que no tenga claro qué es lo que no funcionó durante este curso: no se acertó con el entrenador, no se entró en Champions, el equipo no dio la talla fuera de casa – un mal endémico que se ha perpetuado con los últimos cuatro entrenadores-, y algunos refuerzos no estuvieron a la altura que se les presuponía. Todo eso es inopinable. Tanto, como la grandeza de este club, como su trayectoria inmaculada, como su inercia competitiva, que exigen y merecen crítica, pero también un poco de respeto. El club sigue trabajando para mejorar y crecer en todas aquellas parcelas donde el balón importa menos: se están sentando bases de mejora en el estadio, se están gestionando mejor los recursos, están creciendo los patrocinadores, se está apostando por la ciudad deportiva y consiguiendo nuevos recursos atípicos para mejorar la economía del club. A eso añadan que el SFC es un club envidiado por el resto de competidores de Primera: su gestión ejemplar le permite llevar un lustro con beneficios, un par de cursos repartiendo dividendos a los accionistas y de postre, ser el único con deuda neta cero, algo de lo que no pueden presumir el resto de 19 equipos de LaLiga. Fácil de decir, difícil de hacer. ¿Y el futuro, qué? Pues sabiendo que se debe empezar un proyecto de cero, el presidente ha dado un golpe de efecto arrebatándole a Monchi al Arsenal, para contratarlo como mascarón de proa del barco hispalense. Sí, ya saben, ese señor que hizo realidad el milagro de los panes y los peces, que repite que no hay que tener miedo a vender, que sostiene que hay que reinventarse continuamente y que sabe algo que muchos olvidan: por encima del ego y los intereses de cualquiera, se llame como se llame está el bienestar del Sevilla FC. ¿Es Monchi perfecto? No. ¿Cometerá errores? Seguro. Pero va a fichar, vender, ceder y gestionar con corazón sevillista y ojo clínico. Suficiente para, al menos, darle un voto de confianza al club. No, el club no ha bajado la cabeza en la decepción, no ha escurrido el bulto y no se ha cruzado de brazos. Ha buscado antídoto en una persona comprometida, capacitada y dispuesta a creer en un proyecto deportivo que, siendo fiel a una economía saneada, volverá a ser alternativa de poder de clubes con presupuesto de mastodonte. Si alguien cree que el Sevilla ha perdido el paso, se equivoca. A veces, hay que dar un paso atrás para coger impulso y dar dos hacia adelante. Y aunque el fútbol es el único deporte que presume de no tener memoria, bien haría el sevillismo en mantenerla viva y fresca. Estos son los mejores años de la historia del Sevilla. Los mejores. Y más allá de la lógica decepción por no entrar en Champions, convendría darle un voto de confianza a todas las personas que han trabajado y siguen trabajando para seguir dando vida a un club que, mirando a la relación títulos conseguidos-dinero invertido, es un auténtico milagro. El presente del Sevilla atraviesa un momento delicado y es hora de que los que dicen que le quieren porque es un sentimiento sin igual, tomen una dirección: censurar todo lo que se hace o dice para criticar a tal o cual persona, o compatibilizar un discurso de crítica constructiva con un mínimo ejercicio de memoria, respeto y agradecimiento. Son los mejores años que servidor recuerda en la centenaria historia del Sevilla. Y son precisamente los que sienten sus colores como una pasión inexplicable los que, pase lo que pase, se entre en Champions o no, guste una gestión o no, tienen que elegir la hoja de ruta del club. Seguir cubriendo de porquería a todo bicho viviente o recordar que el bienestar del club está por encima de personas, egos, nombres y acciones.¿Qué es mejor para el club, alentar un clima guerra civilista o intentar, al menos, dejar de meter palos en la rueda? Lo primero no suma. Dice un entrañable amigo sevillista que esa afición no necesita que le defiendan, ni que la escriban, porque para eso están ellos y que se bastan y sobran. Cuando le vea, aprovecharé para darle un gran abrazo, para reírnos con alguna anécdota del Maestro Araújo y cuando nos sentemos a comer, le diré algo que no paro de repetir en este mundo que se ha vuelto loco: no existe un mayor fracasado que el que se pasa la vida llamando fracasados a los demás. Hablar de fracaso mientras uno se refugia en la pasión, es comprensible. Eso sí, como a uno le pagan por contar la realidad y no por apasionarse, conviene tener claro que si medio planeta futbolístico mataría por haber fracasado como lo está haciendo este Sevilla Fútbol Club en los últimos tres lustros. El amor es ciego. Los vecinos, no. Rubén Uría. ESTO ES UN ARTICULO ESCRITO POR UN PERIODISTAS DE VERDAD, PARA LOS CRÍTICOS KE DICEN SER SEVILLISTAS DE VERDAD.

  4. FRAJORBE

    No creo que sea este el elegido a razón de lo que ha dicho Monchi, que quiere un entrenador que tenga la pelota y que cuando se la quiten la recupere pronto, además de que le hagan pocos goles. Viendo la trayectoria en el Marsella, a este le ha metido hasta el Betis en su campo 2-3. Por eso pienso que no será el que ocupe el banquillo del Sánchez Pizjuan