Tres de julio. El Sevilla ya tiene cerrados siete fichajes y el octavo está al caer. Dabbur, Lopetegui, Diegos Carlos, Jordán, De Jong, Koundé, Ocampos... y Reguilón a punto de caramelo. Cualquiera diría que estamos a mediados de agosto.
Realmente hacía tiempo que el Sevilla no ponía toda la carne en el asador por un proyecto de envergadura. Cerca de 100 millones lleva gastados el club en lo que va de verano, 40 de ellos en la defensa. Es curioso. Monchi no ha dudado en destinar gran parte de las arcas para la posición donde más efectivos tenía la plantilla. Imagínense cómo habrá tenido que ver el percal.
La realidad es que seguirá gastando. Aunque a algunos les sorprenda, el Sevilla seguirá gastando. Porque es tal el estropicio que se ha hecho en las dos últimas temporadas, que la entidad necesita renovar su activo deportivo de pies a cabeza. La incompetencia de Óscar Arias se agrandó con la de Joaquín Caparrós, el cual demostró ser también una apuesta errónea para la secretaría técnica.
Monchi ha llegado tras su ‘máster’ en Roma y se ha encontrado con un equipo empobrecido y con nulo equilibrio en su potencial. Necesita rehacer al Sevilla, por eso no descansa ni descansará hasta que su cuadro le convenza.
El nuevo Monchi 2.0 desprende ilusión desbordante y ganas por volver a distanciarse de los demás clubes. Nadie sabe si su nueva pócima saldrá bien, pero de momento ha puesto boca arriba el mercado. El sevillismo lo percibe todo. Ya les dije hace algunas semanas que se parasen un segundo a mirar el rostro de Monchi. Es distinto. Esa renovada confianza que tiene en sí mismo parece invadir incluso a los detractores más furibundos.
Muchos se llevaron las manos a la cabeza cuando el Sevilla anunció a Lopetegui. Sin embargo, parece que el ‘bálsamo Monchi’ ha hecho efecto. Los que tildaban de “ruina gorda” lo del técnico ya no protestan tanto. El tiempo dirá si ha sido una buena decisión, pero hay una cosa indudable: algo especial desprenderá Monchi cuando serena a las fieras simplemente con su presencia. Queda demostrado que por mucha secretaría técnica consolidada que exista, la verdadera fuente de confianza para una afición nace en su líder. Ni lo fueron Arias ni Caparrós. Monchi lo es.
El sevillismo estaba harto ya de lo ke había ocurrido estos 2 últimos años y entonces llegó de nuevo el, el león, er carvo, llegó monchi y se nota una barbaridad en las negociaciones, ya no sólo de compras y, si no en las ventas, claro está la llegada de uno de los mejores directores deportivos del mi do de nuevo a nervion pues insufla un nuevo aire de esperanza, lo mismo ke en la acera contraria ya solo ven biriprensa y les entra la cagalitis de nuevo, eso es así, la verdad ke ha llegado monchi con fuerzas y con nuevos retos, generando esa ilusión necesaria para el sevillismo, la verdad ke la temporada se presenta apasionante, FORZÁ SEVILLA y forzá monchi