Monchi, director deportivo del Sevilla, ha puesto en marcha una serie de Masterclass en los medios oficiales del club, para desengranar cómo trabaja la dirección deportiva de la entidad. En su último capítulo, el de San Fernando habla de los pilares básicos que debe tener toda área deportiva de un equipo de fútbol.
Para Monchi, la buena sintonía entre todos los estamentos del club es fundamental. "La dirección única engloba la parte ejecutiva, Consejo de Administración, técnicos... y todas están direccionadas al éxito. Todos los estamentos del club tienen que ir en la misma dirección. Yo lo resumo diciendo 'que el enemigo no vista como tú'. En el tiempo que llevo en el Sevilla he vivido dos descensos. En la temporada 96/97 siendo portero y en la 1999/2000 siendo delegado, y desgraciadamente coincidieron con momentos de crispación dentro del club; crispación social, accionarial... No remábamos todos en la misma dirección", decía el director deportivo.
Además, Monchi hablaba de un grupo de trabajo potente donde no haya envidias. "Si no tengo un buen grupo de trabajo no soy nadie. No tengas miedo de la competencia, ten temor de la incompetencia. Me he rodeado de gente que, seguro eran mucho más capaces que yo, y que me ayudaron a construir el Sevilla que quería: Antonio Fernández, Víctor Orta, Óscar Arias, Fernando Navarro, Miguel Ángel Gómez, Ramón Vázquez, Emilio de Dios... Los logros de todas las civilizaciones se han conseguido como un grupo y no por una sola persona. El líder es importante pero sin el grupo no es nada", afirmaba en los medios del club.
Otro de los puntos clave es la planificación. Ahí la mejor hoja de ruta es evitar las sorpresas aunque en el año 2005 saliera bien. "Cuando me he dejado llevar por la presión del publico, de la prensa, del entrenador, cuando he tomado una decisión contraria a lo que tenía en mente, he fallado. En el año 2005 fue cuando Sergio Ramos se fue al Madrid en el último suspiro del mercado y teníamos que buscar un defensa central. No había hecho mis deberes porque no pensaba que haría falta y José María Cruz me dijo '¿no hay un chico que te ofrecieron el otro día? Un tal Dragutinovic'. No lo había visto en mi vida.Llamé a algunos amigos que conocían el fútbol belga y me hablaron gloria bendita de Dragutinovic y lo firmamos. Fue un jugador impresionante, gran persona, gran amigo y se llevó en el Sevillla siete años, consiguió seis títulos y fue un ídolo para la afición. Fue un acierto pero eso fue suerte", reconocía Monchi.