70 puntos, en la Liga de Campeones; cuarto empatado a puntos con el tercero, el Atlético de Madrid, el de los 120 kilos por Joao Felix; uno de los tres equipos invictos desde el regreso de LaLiga tras el confinamiento; una racha brutal de cinco victorias y un empate en los seis últimos encuentros; y un EQUIPO enorme, con mayúsculas, así de grande. Y todo adornado con un cierre de Liga con triunfo ante un Valencia que evidencia lo que entre otras muchas cosas es este Sevilla: competitividad. Puede dejarse muchas cosas, y ganar otras, pero lo que siempre tiene es un nivel competitivo magnífico, eso nunca lo pierde. Tanto es así, que ante el Valencia, con los objetivos ya logrados, le bastó con eso, con competitividad y unas dosis de ambición, para llevarse la victoria. Gracias a un golazo de Reguilón, por cierto. Y gracias a una defensa excelsa, la que forman por el centro Diego Carlos y Koundé y por las alas don Jesús Navas y Reguilón, que se lució para el epílogo liguero.
Fue además un broche brillante por el cierre de la competición liguera, pero también porque fue el mejor homenaje posible a Biri Biri, fallecido este domingo, jugador emblemático y simbólico para una afición del Sevilla que tiene al equipo que se merece, y viceversa. Consonancias perfectas, grande equipo, a la altura de la Champions, y grande de siempre la afición, la que se proyecta hoy en la figura de un jugador que era emblema cuando este Sevilla tan poderoso no existía. Ahora sí, y Biri Biri y la afición se lo merecen. Meritazo de este proyecto de Lopetegui y Monchi.
El trabajo estaba hecho por parte del Sevilla, y la noche invitaba a todo menos a jugar al fútbol. Calor, descanso a la vista hasta la Europa League, y el Atlético de Madrid poniéndose por delante pronto y alejando la tercera plaza. El equipo de Lopetegui quería cerrar la temporada liguera con victoria, pero anduvo impreciso y con menos tensión quizás con la pelota que sin ella. Eso provocaba que no sufriera, porque se defendía bien, como siempre, con Diego Carlos y Koundé en plan muro, ante un Valencia timorato y más mediocre que de costumbre, pero también que tuviera pocas ocasiones claras.
Eso sí, si algún equipo mereció algo, por poco que fuera, fue el Sevilla, que dominó, tuvo más actitud incluso y jugó en campo contrario empujando al rival hacia su área. Como siempre, el pulmón ofensivo fue Navas, por su lado llegaron las mejores y únicas oportunidades, de Óliver y Ocampos.
Si alguien pensaba que la segunda parte elevaría las opciones valencianas y relajaría al Sevilla, se equivocaba del todo. El conjunto nervionense mantuvo su ritmo competitivo de crucero. Atacando, tocando, con Navas insistiendo, con Reguilón apareciendo y con una pareja Diego Carlos-Koundé que aburrió a Maxi, a Ferran, a Gameiro... y que en realidad aburren a casi todos los delanteros a los que miran a los ojos. Ante el Valencia fue brutal el despliegue y la contundencia, tomen nota para la Europa League.
Con esa tónica competitiva, el Sevilla fue superando además al Valencia, que se dejó ir o que directamente no pudo ir ante un muro. Y además el equipo de Lopetegui encontró el gol, un muy buen gol, ejemplo de lo que es el Sevilla. Competitividad, pelea, reacción, consistencia, y también calidad. Porque Reguilón peleó una pelota hasta el final, hasta levantarse y clavarla con la derecha en la escuadra. Marcó en la primera jornada ante el Espanyol y en la última ante el Valencia.
No tuvo el Sevilla muchas más actitudes ofensivas destacables hasta el final del partido. Mientras que el Valencia, que se dejaba Europa en la derrota, tuvo un atisbo de orgullo para intentar igualar el partido. Pero claro, cuando eso pasa enfrente está un equipo con una defensa excelsa, que apenas concedió nada.
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Ahora que vengan los de siempre a meterse en las noticias del más grande de Andalucía y parte de España, pues ya sabéis a ma mar la a parla y vivaaaaaa el Sevilla