Antonio Conte dirigirá este viernes a su Inter de Milán en la final de la Liga Europa contra el Sevilla FC en un cruce que para el técnico italiano pudo producirse ya en 2014, cuando su Juventus fracasó en las semifinales contra el Benfica y perdió la oportunidad de jugar el último acto del torneo, precisamente en el estadio turinés, contra el conjunto de Nervión, a la postre campeón.
Esas semifinales de la Liga Europa son una de las manchas en la exitosa carrera de entrenador de Conte, artífice del renacimiento del Juventus a principios de la última década, con tres títulos ligueros seguidos, y campeón de Inglaterra con el Chelsea inglés.
El técnico de Lecce (sur de Italia) ganó una Copa UEFA (1992) y una Liga de Campeones (1995) en su carrera de jugador con la Juventus, pero nunca ha ganado un trofeo internacional en su carrera en el banquillo. Este viernes en Colonia guiará al Inter en su primera final.
El año en el que estuvo más cerca de alcanzar la final de una competición internacional fue 2014, cuando dirigía al Juventus entonces doble campeón de Italia y perdió en las semifinales contra el Benfica, pese a ser claro favorito en el papel.
Era una oportunidad inmejorable, pues la final de ese año se jugaba en el Juventus Stadium y los aficionados juventinos, pese a tenerle como ídolo, todavía no se la perdonan.
De hecho, el preparador italiano dio prioridad al campeonato italiano, pese a que este estuviera ya ampliamente sentenciado a su favor, para conseguir el récord de puntos histórico, 102, algo que finalmente logró.
Tras perder un jueves 2-1 la ida de las semifinales en el campo del Benfica, Conte decidió alinear a siete de sus titulares innegociables en el poco importante duelo liguero siguiente con el Sassuolo, disputado el lunes siguiente.
Apenas tres días después, volvió a tirar de su once de "gala" para la vuelta de las semifinales, en las que su equipo empujó con todo, pero pareció estar falto de brillantez. El muro del Benfica aguantó, mantuvo el 0-0 y eliminó a los bianconeri de la Liga Europa, abriendo largos días de especulaciones en los medios italianos sobre qué pasaría si Conte hubiera concedido más descanso a sus líderes.
Finalmente, la final la jugaron el Benfica y el Sevilla, con el conjunto de Nervión que triunfó en los penaltis y levantó al cielo de Turín la tercera de sus cinco Copas UEFA/Liga Europa.
Seis años después de ese sufrido fracaso europeo, Conte dirige al Inter de Milán, histórico rival del Juventus, y le devolvió una final europea que le faltaba desde 2010, cuando ganó la Liga de Campeones contra el Bayern Múnich en Madrid.
Ya no hay campeonato liguero que distraiga la atención de Conte y el Inter, que están totalmente centrados en la cita con el Sevilla, que puede darle al equipo milanés el cuarto título en este torneo, tras los de 1991, 1994 y 1998.